En nuestra actualidad y con las nuevas generaciones de estudiantes habría que preguntarse ¿qué tan comprometidos están con la comunidad que nos rodea para apoyarla a través del servicio social?
La mentalidad de los jóvenes hoy en día es que las cosas se resuelvan rápido y con la ayuda de la tecnología o del internet donde buscan las respuestas a todo.
Sin embargo, los valores y los apoyos de enseñanza en la solidaridad parecen ir desapareciendo, de ahí la importancia de que tanto en la familia como en el sector de la academia se fortalezcan los principios de lo que establece el Artículo 5º Constitucional: “Se entiende por servicio social el trabajo de carácter temporal y mediante retribución que ejecuten y presten los profesionistas y estudiantes en interés de la sociedad y el Estado”
Y si bien es una obligación para que el estudiante obtenga el título, debe hacer el servicio social; pero ¿qué tipo de servicio social? Pues éste debe ser precisamente con el compromiso social como parte de dar esa gratificación de haber estudiado y ofrecer parte de sus conocimientos y su formación académica como un buen mexicano a los sectores que lo requieren.
¿Qué tanto se deben hacer los cambios en el sistema? Es una pregunta para las instituciones gubernamentales, pues se debe adaptar los tiempos en los que estamos y principalmente después de la pandemia, la cual dejó diferentes secuelas en comportamientos y tipos de aprendizaje.
Por lo que es necesario convertir la prestación del servicio social en un verdadero acto de reciprocidad para con la sociedad, a través de los planes y programas del sector público.
Hay que dejar atrás esa visión y mentalidad que los y las jóvenes estudiantes deben hacer cualquier cosa o actividad para alcanzar las 480 horas y liberar esta prestación.
Existe una desestimación del servicio social en las instituciones de educación superior y es ahí donde precisamente se deben reorientar políticas y reglamentos para que a través de esta actividad se fortalezcan los valores enmarcados y se contribuya al desarrollo del país.
Es cierto que dependiendo las carreras hay diferencias en la ejecución del servicio social; un ejemplo claro es el área de la salud, donde el comportamiento y marcaje de esta prestación es muy específica. Pero en otras carreras la realidad es diferente ya que generalmente en las instituciones no se canaliza a los futuros profesionistas
a las áreas para el desarrollo de los jóvenes o bien se malinterpreta la prestación del servicio social.
Y es que no se trata de que las o los alumnos vayan por el café o las tortas en las dependencias, o bien a pagar la luz u otro servicio del funcionario a cargo de los prestadores… Desde ahí, no se vale abusar de quienes llegan a las instituciones públicas para el servicio social, pues éste debe ser dignificado y las autoridades deben estar comprometidas de enseñar lo que verdaderamente debe ser el servicio social, mismo que tanta falta hace en nuestro entorno y en la actualidad.
Hay que enfocar esta acción (servicio social) con la contribución vinculada a valores, al civismo, a la responsabilidad y a la sensibilización para entender los problemas que se tienen en las comunidades y los aportes que se pueden dar para la mejora o el apoyo.
Una orientación muy interesante es la que da la ANUIES (Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior), “el servicio social complementa la educación del estudiante y articula el trabajo entre las instituciones educativas, estudiantes, dependencias del Gobierno, sectores productivo y social”.
Hay mucho por hacer en materia de servicio social y es fundamental que los involucrados como son las instituciones educativas, el sistema gubernamental, los estudiantes y la propia sociedad, revaloren este proceso que podrá coadyuvar para conformar un mejor país.