Si bien las vacunas contra COVID 19 han demostrado una gran efectividad, la tan anhelada inmunidad de rebaño será muy difícil de alcanzar, debido a que la protección que estas confieren dura aproximadamente seis meses y la población está desfasada al no enfermar ni vacunarse de manera simultánea, consideró la Rectora Lilia Cedillo Ramírez, durante su participación en la “Mesa redonda sobre el COVID-19, mutaciones, vacunas, daño cerebral y el regreso a la normalidad”.
Al señalar que a dos años de la aparición del SARS-CoV-2, desconocemos más aspectos que los hasta hoy conocidos, señaló que estamos frente a un virus con una gran capacidad de mutar, superó al hasta antes de este más infectivo: el sarampión-, y seguirá mutando.
Por ello, nadie puede predecir qué va a pasar con la actual pandemia, ya que la población mundial está a expensas de la interacción de muchos factores y no hay un control de estos. De aquí la importancia de observar y aprender de esta pandemia para prepararnos y tomar medidas para preservar nuestra salud, aseveró.
“Con Ómicron se pensó que estábamos en el fin de la pandemia, por el gran avance en la vacunación o el número elevado de contagiados; sin embargo, no es así: nuevas variantes pueden aparecer y seguirán apareciendo a lo largo del tiempo”.
Durante su participación en la Semana Internacional del Cerebro, organizado por la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ), habló del origen y evolución del SARS-CoV-2, del cual hasta hoy sabemos aspectos epidemiológicos (capacidad invasiva y de mutar), que afecta más a personas con comorbilidades, sus variantes han ido cambiando el grupo de edad más afectado, y la vacunación ha reducido el riesgo de padecer la enfermedad de manera severa