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Conoce a estas tres mujeres artistas

Mujeres artistas que se dedicaron a la pintura durante el renacimiento y el barroco.

Revista Única reconocemos a mujeres que fueron poco valoradas, la obra de muchas de ellas no fue descubierta, o no fue apreciada hasta el siglo XX.

De las mujeres que daremos a conocer son pioneras en su época en un mundo en que parecía que tenía cabida como creadoras, más allá de ser protagonistas de un retrato o solo musas. Hoy hablaremos de estas 3 mujeres artistas:

1) Sofonisba Anguissola (1532-1625)

Es una pintora renacentista de las más importantes de Italia. Sofonisba aprendió de artistas como Campi o Gatti, sentó un precedente para que las mujeres fueran aceptadas como estudiantes de arte.

Para 1554 Sofonisba viajo a Roma, donde conoció a Miguel Ángel gracias a otros pintores. Este encuentro con el artista fue un gran honor para la pintora y se benefició de ser “informalmente” instruida por el gran maestro, que admiraba el talento de la joven pintora.

Para esta mujer nada fue fácil, ya que pese a que contaba con apoyo (más que el resto de las mujeres de la época) y su gran esfuerzo y coraje, su condición de mujer y clase social no le permitieron ir más allá de los límites impuestos para su sexo. No pudo estudiar anatomía humana o dibujar del natural, ya que se consideraba impropio de una señora contemplar un cuerpo desnudo.

Sofonisba se especializó en el género del retrato, en el cual innovó logrando poses informales y un acercamiento a la figura del retratado.

En 1560 la joven artista llega a la corte de Felipe II donde trabajó como dama de Isabel de Valois y como pintora de corte. Trabajaba codo con codo con Sánchez Coello que influyó profundamente en su estilo, dando incluso lugar a problemas de atribución de algunos retratos como el de Felipe II. Se casa, por mediación de Felipe II, con un noble español descendiente del virrey de Sicilia.

Tras enviudar años después se establece de nuevo en Italia donde vuelve a casarse. Es en su madurez cuando alcanza un reconocimiento internacional y es visitada por jóvenes artistas, como Van Dyck, que estudiaron y admiraron sus retratos.

Un total de cincuenta obras han sido atribuidas con seguridad a Sofonisba. Sus cuadros pueden ser vistos en galerías de Bérgamo, Nápoles, Siena, Florencia (Galeria degli Uffizi), Madrid (Museo del Prado), Milán (Pinacoteca Brera) o Budapest. 

Su obra ha una gran influencia en las generaciones de artistas posteriores. Su retrato de la reina Isabel de Valois con una piel de marta cibelina fue el retrato más copiado en España.

Sofonisba fue además la gran pionera que abrió el camino a que otras mujeres pudieran hacerse un hueco en el panorama artístico del Renacimiento y el Barroco.

2) Lavinia Fontana (1552-1614)

Pintora italiana del primer Barroco, se forma con su padre, el pintor de la Escuela de Bolonia Prospero Fontana. Sus primeras obras, principalmente retratos, están muy en la línea del Manierismo tardío de su maestro.

De esta época destacan pequeñas obras de gabinete, sobre todo retratos. Fontana se casó con Gian Paolo Zappi, un rico discípulo de su padre. Siguió pintando durante su matrimonio para ayudar a la familia mientras su esposo se encargaba de la casa y asistía a su mujer como ayudante.

La familia se trasladó a Roma en 1603 por invitación del papa Clemente VII. Obtuvo el mecenazgo de los Buoncampagni.

Gradualmente fue adoptando el estilo clasicista de los Carracci, contemporáneos de esta y líderes de la escena artística boloñesa con su academia de postulados clásicos opuestos al Manierismo y al naturalismo de Caravaggio, apostando por el colorido veneciano.

Recibió influencia de artistas como Correggio y Scipione Pulzone. Logró ser admitida en la Academia de Roma.

3) Fede Galizia (1578-1630)

Fede Galizia es una pintora del Barroco italiano pionera del género del bodegón. Se formó con su padre, el miniaturista Nunzio Galizia y se dice que a los doce años fue considerada por Giovanni Paolo Lomazzo, pintor y teórico del arte amigo de su padre, de la siguiente forma: «Esta joven se ha dedicado a imitar a nuestros más extraordinarios artistas».

Cuando termino su formación comenzó a recibir muchos encargos como retratista. Esto se debe tal vez a que gracias a su formación como miniaturista trabajaba con maestría los pequeños detalles de los retratos (joyas, telas, etc.).

También se dedicó a la pintura religiosa y de temática mitológica, y llegó a encargarse de la decoración de distintos retablos, como el de la Iglesia de Santa María Magdalena en Milán (1616). Su obra recibió una fuerte influencia del Manierismo lombardo.

Cuando no pintaba retratos, la artista se interesó primordialmente en pintar bodegones, un género en el que fue pionera y alcanzó excelentes resultados.

Aunque pocas fuentes mencionan este tipo de obras, representan la mayoría de su autoría que se conservan: se han catalogado sesenta y tres trabajos de Galizia, de los que cuarenta y tres son bodegones. Uno de ellos, de 1602, está considerado el primer bodegón firmado por un artista italiano, probando su compromiso con este –en aquella época– nuevo estilo de pintura.

Algunos de sus bodegones guardan cierta relación con los que pintara Caravaggio en la misma época, pero con una composición quizás más sencilla (que nos puede recordar al estilo de los bodegones de Zurbarán).

La obra de esta genial artista no fue reconocida ni estudiada hasta mediados del siglo XX.

Imagen Pixabay.

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