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Carlos Girón, se inicio como clavadista en La Quebrada

Uno de los mejores clavadistas mexicanos, por una polémica perdió la medalla de oro en Moscú 1980.

En Revista Única recuerda a un clavadista mexicano a quien le arrebataron la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, hablamos de Carlos Armando Girón Gutiérrez, quien nació el 3 de noviembre de 1954 en Mexicali, Baja California. Después de su retiro como atleta de alto rendimiento ejerció como odontólogo. Pese a que nació en Mexicali, desde muy niño llego a Acapulco, donde comenzó con los clavados como un juego, pero forjó su carrera. Carlos se lanzaba desde las rocas del malecón hacia el mar para recoger las monedas que los turistas lanzaba, esto a manera de diversión. Para Carlos el siguiente reto fue el aventarse de La Quebrada, así poco a poco fue perfeccionando la técnica y sobreviviendo a las olas del mar. No sabía nadar bien, así aprendió a la mala, trago mucha agua salada a cambio de las monedas.

Carlos llego a la Ciudad de México muy joven y para no entrar en depresión buscó una alberca y por azares del destino llegó a la indicada. Su talento fue descubierto y forjado por Jorge Rueda en la escuela del IMSS, entrenó en la Unidad Deportiva Morelos, en donde empezó a mostrar la calidad que tenía, fue incluido en el equipo nacional olímpico para la competencia de clavados. Compitió en cuatro Juegos Olímpicos consecutivos a partir de los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 en donde obtuvo el noveno lugar en trampolín de 3 metros y octavo en plataforma de 10 metros. En los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 obtuvo la misma posición en la plataforma y en el trampolín quedó en el séptimo lugar. En los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 Carlos obtuvo la medalla de plata en el trampolín de 3 metros y el cuarto lugar en la plataforma de 10 metros y en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 obtuvo el duodécimo lugar, siendo estos sus últimos Juegos Olímpicos.

Luego de una actuación mediana en los saltos reglamentarios, Carlos Girón alcanzó la mayor puntuación de su vida en las ejecuciones libres el 23 de julio. Fue el único competidor con dos nueves de calificación, por lo que la lucha por el oro con Aleksandr Portnov fue encarnizada… y entonces ocurrió lo inaudito. El soviético cayó de espalda en su octava ejecución, pero el juez sueco Hollander se sacó de la manga la regla D-30 y repitió el clavado por una desconcentración ocasionada por el público. ¡Su público!. Portnov no desaprovechó y superó al mexicano en la puntuación final con 905.025 unidades contra 892.140. Las protestas no se hicieron esperar. La falla de Portnov abría la puerta para que se diluyera su ventaja de 20 puntos tras la décima ronda. El mexicano Carlos Girón habría sido el primer beneficiado.

En sus terceros Juegos Olímpicos, Girón llegó a Moscú en la cúspide de su carrera. Él, así como el italiano Franco Cagnotto y el alemán oriental Falk Hoffmann protestaron que lanzaron clavados en similares condiciones iguales que Portnov y cumplieron. Girón hizo el mejor clavado de la última ronda, pero con el «undécimo-bis» de Portnov solo le alcanzó para recortar siete puntos. El local acumuló 905.025 puntos, por 892.149 del mexicano. Cagnotto se colgó el bronce y Hoffman no alcanzó el podio. La protesta llegó a tal grado que hubo reuniones entre oficiales por dos días antes de hacer la ceremonia de premiación. Pero ser local en una de las potencias mundiales del momento pesó. Una de las grandes injusticias en la historia de los Juegos Olímpicos.

Girón asistió a mundiales como el de Cali, Colombia donde ocupó el tercer lugar en la plataforma de 10 metros, y fue considerado uno de los clavadistas más consistentes de su tiempo. En 1981 en el mundial que se efectuó en la Ciudad de México el Campeonato del Mundo Fina Cup 1981, donde, participaron todos los países que no fueron a Moscú, Girón quedó en el primer lugar, por arriba del estadounidense Greg Louganis y del chino Lee Hong Pin, consolidándose como el mejor clavadista del mundo de la época.

Además en los Juegos Panamericanos de 1975 realizados en Ciudad de México, obtuvo medallas de oro y bronce en la plataforma de 10 metros y trampolín de 3 metros respectivamente. En San Juan 1979, Puerto Rico, ganó las medallas de plata y bronce en plataforma de 10 metros y trampolín de 3 metros respectivamente.

“Lanzarte de clavado es como volar, y el encuentro con la masa sólida, y la sumersión… Todo eso es indescriptible. Yo me lanzaba muy bien. Desde entonces sentí una fascinación especial por ir de cabeza, el cuerpo en libertad, al encuentro con el agua”, dijo Girón en entrevista para el COM.

Girón nunca dejó de luchar, pues tras su retiro se dedicó a ejercer su carrera como odontólogo. Murió el 13 de enero de 2020 por una neumonía severa agravada con una infección por bacteria intra-hospitalaria. Falleció en el IMSS, donde paso hospitalizado hasta perder la batalla a los 65 años de edad. Ingresó en el Centro Médico La Raza el 20 de diciembre de 2019 tras contraer una neumonía severa. Su salud se agravó a causa de una infección nosocomial​ que lo llevó a su condición de gravedad. Fue desconectado del respirador artificial el 13 de enero de 2020, a la edad de 65 años.

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