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Los cambios de horario en nuestra alimentación

La alimentación contrarresta este cambio.

Iniciamos con un cambio de horario, esto significa que debemos acostumbrarnos a despertar un poco más tarde, porque la noche es más larga y nos dará hambre más temprano. El cambio de horario impacta de manera directa a nuestra alimentación y estilo de vida, lo que puede provoca un desbalance especialmente si llevamos un régimen alimenticio.

¿Cómo nos afecta el cambio de horario?

Es necesario que sepas que la luz funciona como un regulador natural de procesos como la secreción de melatonina, la hormona encargada de regular el sueño. Por esto, al amanecer «más tarde», el cuerpo se resiste a este cambio y de acuerdo a los expertos, que el organismo vuelva a ajustarse a una rutina tarda entre dos y tres días.

No es mucho, ¿verdad? Pero, se pueden experimentar además cambios en el estado de ánimo, una baja en el rendimiento físico y hasta intelectual, situación que puede prolongarse y reducir la productividad en las dos semanas siguientes. Una consecuencia habitual es la somnolencia y es que el ritmo circadiano también puede sincronizarse con la alimentación y la digestión, ya que es durante el día cuando los intestinos mantienen su actividad, algo que influye en el factor del sueño.

No sólo eso: estas alteraciones pueden provocar problemas gastrointestinales.

La alimentación, es un factor para contrarrestar este cambio.

Lo importante es que la alimentación se vea lo menos afectada posible. Es verdad: si desayunábamos a las 7 del horario de verano, es complicado para algunos desayunar a las 6 del horario de invierno, o haber cenado a las 9 para hacerlo ahora a las 10. Lo que ocurre es que nuestras actividades cotidianas no nos permiten ajustar nuestras comidas a otras horas. Así lo mejor que podemos hacer es llevar nuestros horarios de alimentación en la hora que marca el reloj y acostumbrarnos lo más pronto posible.

Si esto te cuesta mucho y durante la mañana tienes mucha hambre o, por el contrario, no tienes apetito, y esto ocurre también a la hora de la comida y la cena, expertos sugieren que comiences comiendo 15 minutos antes (o después, sea el caso) de tu hora de desayunar, comer o cenar.

Este es un ejercicio progresivo hasta que te ajustes a la hora que marca el reloj. Empieza recorriendo el horario 15 minutos los primeros 3 días; posteriormente, media hora los siguientes 3 y así, sucesivamente.

Otro consejo que dan los especialistas es evitar las ingestas muy calóricas antes de ir a dormir. Esto ayudará a conciliar mejor el sueño.

Alimentos para contrarrestar el efecto del cambio de horario.

Los primeros días pueden ser todo un reto, pero te tenemos una buena noticia: hay alimentos que te pueden ayudar a revertir los efectos del cambio de horario, que te llenarán de vitalidad y energía, y mejorarán tu estado de ánimo, regulando tu ritmo circadiano:

Leche.
Carne.
Pescado.
Huevo.
Ejotes.
Chícharos.
Verduras de hoja verde.

Recuerda: en cada una de tus comidas debes incluir una porción de vegetales, una de proteínas y otra de carbohidratos para tener un balance en tu alimentación. Esto te ayudará a sentirte mejor durante el día.

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