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Santa Teresa de Jesús, primera doctora de la iglesia

Revista Única te invita a conocer a Santa Teresa de Jesús, escritora y mística, fue vigilada por la Santa Inquisición por sus textos

El 15 de octubre se celebra a Santa Teresa de Jesús, es patrona de los escritores, su templo se ubica en la 2 norte y 8 oriente en el Centro Histórico, y este día hay celebraciones en su honor además de los tradicionales puestos de antojitos mexicanos.

Es fundadora de la Orden de Carmelitas Descalzas, mística y escritora; además la primera mujer doctora de la Iglesia Católica.

Su nombre Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada, aunque usó generalmente el nombre de Teresa de Ahumada, pero con la reforma, cambió su nombre por el de Teresa de Jesús.

Fue llamada así por su abuela, Teresa de las Cuevas, aunque en aquel entonces no había ninguna santa con ese nombre.

Alonso Sánchez de Cepeda, se casó dos veces. En 1505 se casó con Catalina del Peso y Henao, en ese entonces tenía bastantes recursos económicos y pudo regalarle joyas y ropa costosa.

Por su parte, Catalina recibió una dote de 350 000 maravedís. En noviembre de 1505 compraron la antigua Casa de la Moneda, en el barrio aristocrático de Ávila, por 80 000 maravedís, para que fuese su residencia particular.

Con ella tuvo dos hijos: María, en 1506; y Juan Vázquez de Cepeda, en 1507. Su esposa falleció de peste bubónica el 8 de septiembre de 1507.

Tras quedarse viudo, se casó con Beatriz de Ahumada el 14 de mayo de 1509, y tuvo otros diez hijos: Hernando, Rodrigo, en 1513; Teresa, en 1515; Juan (de Ahumada), en 1517; Lorenzo, en 1519; Antonio, en 1520; Pedro, en 1521; Jerónimo, en 1522; Agustín, en 1527; y Juana, en 1528.

Alonso vivió de sus tierras agrícolas en Ortigosa de Rioalmar, provincia de Ávila, y Olmedo, provincia de Valladolid. Como tenía doce hijos a su cargo y esas tierras no eran especialmente productivas, su riqueza disminuyó.

Beatriz murió en 1528, probablemente tras el nacimiento de su última hija. Alonso pudo darle una dote de 200 000 maravedís a su hija María en 1531 para su matrimonio con Martín de Guzmán y Barrientos, pero tuvo que pedir préstamos e hipotecar unas tierras.

María y Martín se fueron a vivir a Castellanos de la Cañada, en el municipio de Zapardiel de la Cañada. Juana se casó con Juan de Ovalle.

Alonso falleció el 24 de diciembre de 1543. Todos los hijos varones fueron militares. Juan Vázquez fue capitán de infantería en el norte de África y murió en combate en Italia hacia 1528.

Hernando fue el primero que se fue a América, en fecha desconocida. Rodrigo se unió a la expedición de Pedro de Mendoza. Partió de Sevilla en agosto de 1535 y llegó al Río de la Plata.

Murió en una batalla contra los araucanos el 10 de agosto de 1557 en Chile. Teresa lo consideraba un mártir, porque había muerto luchando por la fe.

Todos la conocemos como Santa Teresa de Jesús o Teresa de Ávila. Nació en Ávila, España el 28 de marzo de 1515 y muere en Alba de Tormes el 4 de octubre de 1582.

En los escritos destinados a su confesor y que fueron reunidos en el libro Vida de Santa Teresa de Jesús, cuenta que desde los primeros años mostró imaginación vehemente y apasionada, esto debido a la lectura y las prácticas piadosas que despertaron su inteligencia, desde los seis o siete años.

Su lectura la llevo a emprender una escapada infantil a tierra de moros, esto porque pensó en sufrir el martirio, al lado de su hermano Rodrigo un año mayor que ella, ambos trataron de ir a tierras ocupadas por los musulmanes pidiendo limosna para que ahí los descabezasen.

Su tío los trajo de vuelta a su casa, convencidos de que su proyecto era irrealizable, los dos hermanos acordaron ser ermitaños.

ermitaños
Imagen Catholic-Link

Teresa fue afectada por una enfermedad, luego de que su madre falleció, ingresó al convento de la Encarnación el 2 de noviembre de 1536 pese a que su padre se opuso a esta decisión y profesó el 3 de noviembre de 1537.

En el convento su estado empeoró; padecía desmayos, una cardiopatía no definida y otras molestias.

Cambio la oración sencilla y de amistad que tenía antes de entrar en la Orden por una oración sistemática que seguía la técnica de los maestros de aquel tiempo.

Perdió su jovialidad, su alegría en la comunicación y la tristeza la invadió, en tanto que las penitencias corporales no contentaban su búsqueda de amor y de intimidad con Dios.

Todo eso terminó por generar un desequilibrio de orden psíquico, que tuvo su contraparte de orden físico. Para que se curara salió del convento.

El 15 de agosto de 1539 sufrió un ataque repentino y violento, que ella llamó paroxismo, con una serie de convulsiones seguidas de pérdida de conocimiento, un coma profundo de nivel 3 que duró 4 días.

Quedó paralitica durante 2 años solo podía mover un dedo. Esta fue la experiencia más fuerte que tuvo en su juventud, de la que quedaría marcada para toda su vida; con afectaciones del corazón y del estómago y en sus propias palabras, con un miedo a la muerte que solo desapareció con la gracia mística.

mistica
Imagen Holyart.es

Hacia finales del año 1561 Teresa recibió cierta cantidad de dinero que le envió su hermano y con esto ayudo para continuar con la fundación del Convento de San José.

Teresa estaba descontenta con la relajación de norma en 1432; por lo que decidió reformar la orden para volver a la austeridad, la pobreza y la clausura que consideraba el auténtico espíritu carmelita.

Después de 2 años de lucha le llego la bula del Papa Pío IV para la erección del convento de San José en Ávila y se abrió el convento el 24 de agosto de 1562; tomaron el hábito 4 novicias en la nueva Orden de las Carmelitas Descalzas de San José, por esto hubo gran revuelo por lo que tuvo que regresar al convento de la Encarnación para calmar los ánimos.

Santa Teresa conoció a San Juan de la Cruz en Medina del Campo contando ella 52 años y él 24, y le convenció para unirse a la reforma, olvidando sus planes de retirarse a la cartuja de El Paular.

Las seguidoras de la reforma de Teresa, dormían sobre un jergón de paja; llevaban sandalias de cuero o madera; consagraban 8 meses del año a los rigores del ayuno y se abstenían por completo de comer carne.

Así la reforma propugnada por Teresa junto a Juan de la Cruz, comprendió también a los hombres, se llamó de los Carmelitas Descalzos y progreso rápidamente, no obstante los escasos recursos de que disponían la futura santa.

En 1580 se llevó a cabo la separación de las dos ramas del Carmelo, Santa Teresa tenía 65 años y su salud estaba ya muy debilitada.

Durante sus últimos años de vida fundó otros 2 conventos, lo cual hacía un total de 17; las fundaciones de la santa no eran simplemente un refugio de las almas contemplativas, sino también una especie de reparación de los destrozos llevados a cabo en los monasterios por el protestantismo principalmente en Inglaterra y Alemania.

Una prueba muy cruel ya que tuvo que intervenir en el proceso legal del testamento de su hermano Lorenzo, cuya hija era superiora del convento de Valladolid; el abogado siempre trato con rudeza a la santa.

Pero se quedó sin habla cuando su sobrina, quien hasta entonces había sido una excelente religiosa, la puso a la puerta del convento de Valladolid, que ella misma había fundado.

En julio de 1582 cuando el convento de Burgos estaba en marcha, Santa Teresa tenía la intención de retornar a Ávila, pero se vio obligada a modificar sus planes para ir a Alba de Tormes a visitar a la duquesa María Henríquez.  

Así en el viaje lo relata la Beata Ana de San Bartolomé quien la acompañaba, dijo que la santa se sintió tan débil que se desmayó en el camino. Una noche sólo pudieron comer unos cuantos higos.

Al llegar a Alba de Tormes, la santa tuvo que acostarse, tres días más tarde le dijo a la Beata que había llegado la hora de su muerte.

El padre Antonio de Heredia le dio los últimos sacramentos y murió en los brazos de la beata Ana a las 9 de la noche del 4 de octubre de 1582.

la noche
Imagen Desde la Fe

Al día siguiente de la muerta de la santa entró en vigor la reforma gregoriana del calendario, que suprimió 10 días, y para su suerte la fiesta de la santa fue fijada, para el 15 de octubre.

Santa Teresa fue sepultada en Alba de Tormes, en donde reposan todavía sus reliquias.

Fue canonizada en el año de 1622 y el 27 de septiembre de 1970 el Papa Paulo VI, la reconoció como la primera mujer Doctora de la Iglesia.

Actualmente las Carmelitas Descalzas son aproximadamente catorce mil en ochocientos treinta y cinco conventos en el mundo y los carmelitas descalzos son tres mil ochocientos en cuatrocientos noventa conventos.

La santa muere sin haber publicado ninguna de sus obras, sin haber logrado fundar en Madrid (a pesar de su ilusión), sin haber separado la orden de descalzos de la de calzados y con dudas sobre si sus monasterios se podrían mantener con el espíritu que ella infundió.

Teresa escribió muy poco por iniciativa suya, muchas cartas, alguna poesía y anotaciones. Pero sus obras maestras son fruto de la obediencia a sus superiores, que veían el interés de que escribiera sus experiencias y enseñanzas.

Y así comienza todos sus escritos mayores aceptando su encargo con obediencia, pero con notable esfuerzo por su parte.

Escribir le supone un esfuerzo importante, lo hace, en ocasiones, ocupando la otra mano con la rueca, tal y como ella explica: “… casi hurtando el tiempo y con pena porque me estorbo de hilar y por estar en casa pobre y con hartas ocupaciones” .

La Inquisición vigiló muy de cerca sus escritos temiendo textos que incitaran a seguir el cisma iniciado en Europa, o se alejaran en algún punto de la recta doctrina.

Muchos de sus textos están autocensurados, temiendo esta vigilancia. Su manuscrito “Meditaciones Sobre El Cantar de los Cantares” lo quemó ella misma por orden de su confesor, en una época en que estaba prohibida la difusión de las Sagradas Escrituras en romance.

autocensura
Imagen Bestia Lectora

Su prematuro funeral. En el convento de la Encarnación «vivió feliz 27 años, siendo siempre, eso sí, el centro de la atención y el afecto de familia, monjas y seglares», señalan.

La santa debía ser una mujer hermosa, de cuerpo frágil y dotada de una espiritualidad fuera de lo común. En 1538 cae de nuevo enferma.

Ante el fracaso de los médicos, su padre le lleva a una curandera cuyo tratamiento «deja a la enferma medio muerta», relata Montserrat Izquierdo en su obra « Teresa de Jesús. Con los pies descalzos».

Un año después, un paroxismo la llevará a las puertas de la muerte.

En el convento de la Encarnación le prepararon su sepultura y hasta celebraron un funeral, según relata Izquierdo. Sin embargo, cuatro días después, volvió en sí y pidió que la llevaran de vuelta al convento.

«En la enfermería del monasterio pasará tullida casi cuatro años hasta verse curada, según su propia confesión, por la intercesión de san José», apunta la escritora.

Las visiones místicas. Los años siguientes fueron los más oscuros para la santa, que abandonó la oración en 1542 y un año después salió del convento para cuidar a su padre.

Moriría en aquella Navidad y a su regreso, Teresa pasaría diez años más entre estados de desesperanza y periodos de oración hasta que en 1554, cuando rondaba los 40 años, tuvo lugar su conversión definitiva ante un Cristo llagado.

«Ese día nace Teresa de Jesús y comienza la segunda etapa de su vida. La de su fecundidad espiritual, mística y literaria. La etapa de fundadora», subraya la filóloga especialista en la figura de Santa Teresa.

figura de santa teresa
Image IMER

Entre santos. De entonces son sus primeras visiones y sus temores de estar siendo engañada «por el demonio».

Su encuentro en 1560 con el santo franciscano Pedro de Alcántara resultó providencial para alcanzar la paz.

Poco antes había tenido oportunidad de conocer a Francisco de Borja, que también sería santo, y años después mantendría una estrecha relación con San Juan de la Cruz.

El 24 de agosto de 1562 el Papa Pío IV le concedió su traslado con cuatro monjas al pequeño convento de San José de Ávila.

La reforma del Carmelo se ponía en marcha. Apoyada por el general de la Orden del Carmen, recorrió todos los caminos de España fundando conventos.

Fueron 16 en apenas 20 años: Ávila, Medina del Campo, Malagón, Valladolid, Toledo, Pastrana, Salamanca, Alba de Tormes, Segovia, Beas de Segura, Sevilla, Caravaca, Villanueva de la Jara, Palencia, Soria, Granada y Burgos. No pudo cumplir su deseo de fundar un convento en Madrid.

Durante esos últimos 20 años de su vida escribió Santa Teresa el «Libro de la Vida», «Camino de perfección», «Meditaciones sobre los Cantares», «Moradas del castillo interior», «Exclamaciones», «Fundaciones», «Visita de Descalzas», las «Constituciones» para sus monjas, poesías y medio millar de cartas además de 66 «Cuentas de conciencia» para sus confesores. «Ella no podía predicar, pero sí podía decir lo que pensaba a través de las cartas, en las que no sólo se hablaba de su relación con Dios», señalaba a Montse Serrador el historiador Javier Burrieza.

Acusada de enseñar cosas de alumbrados, Santa Teresa tuvo que defenderse ante el Tribunal de la Inquisición en 1575.

Montserrat Izquierdo relata cómo el Definitorio General de la orden le mandó encerrarse como «presa» en el convento que ella eligiera y su reforma sufrió tal persecución que a punto estuvo de desaparecer hasta que en 1580 el Papa Gregorio XIII concedió a los descalzos una provincia separada de los carmelitas calzados mediante la bula «Pia consideratione».

monserrat izquierdo
Imagen Vox Populi GTO

Es muy curioso pero falleció el 4 de octubre, el día que entraba en vigor el calendario gregoriano. A Santa Teresa la enterraron 24 horas después… el 15 de octubre, en Alba de Tormes.

La enterraron allí mismo, en el convento de Alba de Torres aunque antes de que se cumpliera el año se procedió a la primera exhumación del cuerpo, que se encontró incorrupto.

El padre Jerónimo Gracián procedió al rito de amputarle una mano que llevó a las carmelitas de Ávila aunque sin el dedo meñique que se quedó para él.

Tres años después del fallecimiento la Orden de los Carmelitas Descalzos mandaron llevar el cuerpo a Ávila así que fue exhumado el 25 de noviembre de 1585 y se trasladó el cuerpo incorrupto aunque sin un brazo que se quedó en Alba de Tormes para compensar la pérdida.

La decisión provocó el rechazo de los Duques de Alba, que echaron mano de su poder para recuperar el cuerpo, según relata Nieves Concostrina en «Polvo eres», y lo lograron puesto que Sixto V ordenó el traslado de nuevo a Alba de Tormes. En total se oficiaron tres entierros oficiales.

Su cuerpo aún incorrupto se encuentra hoy en una capilla de la Iglesia de la Anunciación de Nuestra Señora de Alba de Tormes, custodiado por nueve llaves aunque despojado de muchas partes de su anatomía.

En Alba de Tormes se conservan sendos relicarios con el brazo izquierdo y el corazón de la santa, un pie y parte de la mandíbula se encuentra en Roma, la mano izquierda en Lisboa, un dedo en París, aunque la reliquia de la santa que ha tenido una existencia más agitada ha sido la primera mano que se le seccionó.

Las carmelitas de Ronda conservan la célebre mano incorrupta de Santa Teresa que tras la Guerra Civil fue a parar a manos de Francisco Franco y éste llevó consigo como un talismán hasta su muerte. En su dormitorio del Palacio del Pardo hizo construir un altarcito para venerar la reliquia.

Para el año de 1614 fue beatificada por Paulo V y en 1622 el Papa Gregorio XV la canonizó junto a San Isidro Labrador, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y San Felipe Neri.

Hubo que esperar hasta 1970 para que fuera nombrada por Pablo VI Doctora de la Iglesia, junto con Santa Catalina de Siena. Su fiesta se celebra hoy, 15 de octubre.

Santa Teresa escribe poesías sólo ocasionalmente. Lo hace inspirada en poemas y rimas pastoriles y literarios que aprendió en su juventud cuando también leía libros de caballerías.

Muchos de ellos los compone durante los largos viajes a las fundaciones, en los carromatos en que se desplazaban, para animar las largas y monótonas horas.

Las compuso para alegrar la vida de los conventos, pues le gustaba ver a las hermanas contentas. No se dio mucha importancia estos cortos textos, por lo que deben haberse perdido la mitad de ellos.

Reproducimos algunas de sus poesías más inspiradoras:

Nada te turbe

Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda,
La paciencia,
todo lo alcanza,
Quien a Dios tiene,
nada le falta.
Sólo Dios basta.

nada te turbe
Imagen OCAMR.org

Vivo sin vivir en mí

Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.

Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.

Soneto a Cristo crucificado
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

¡Tú me mueves, Señor! Muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Imagen portada Aci Prensa

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Alejandra Delgadillo
Egresada de la licenciatura de Ciencias de la Comunicación por la UPAEP. Colaboradora en El Sol de Tlaxcala. Reportera de Noticias en Grupo Acir Puebla, donde tenía a mi cargo las fuentes de Salud, Instituciones Asistenciales, Iglesias, Agrarias, Ecología y Empresariales. Participé en el área de prensa de la Delegación del ISSSTE Puebla. Las secciones que escribo son: Vida Sana, Cábalas y Tradiciones, Mamás y Algo Más, Feminismo Hoy, Salud, Economía, Ciudad y Seguridad, en Revista Única. Además, soy colaboradora del programa de radio Cinco Mujeres en Cinco Radio. Coautora del libro “Crónicas de Puebla, 50 años”.

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