Ubicado en el histórico Barrio de Analco, un rincón vibrante de Puebla, ha abierto sus puertas: Salón Mezcalli de la Chef Liz Galicia.
Salón Mezcalli es un restaurante que invita a sumergirse en la tradición gastronómica poblana bajo la guía experta de la chef Liz Galicia.
Este espacio no es solo un restaurante, sino un lugar donde los sabores se entrelazan con historias familiares, evocando el sazón que solo una abuela puede dejar en el corazón y en el paladar.
La magia de la tradición poblana
Salón Mezcalli es el sitio perfecto para disfrutar de la gastronomía poblana en su máxima expresión.
Desde las clásicas chalupas hasta delicias de temporada como el Huaxmole de caderas, uno de los platillos más esperados del año.
Este guiso estará disponible únicamente del 10 de octubre al 8 de diciembre, brindando una oportunidad imperdible de experimentar esta alegría culinaria.
Además, Salón Mezcalli abre sus puertas desde las 8 am, de martes a sábado, para que disfrutes de un desayuno poblano auténtico, lleno de sabores que capturan la esencia de esta tierra.
Un homenaje a los destilados de agave
Inspirado en el nombre “Mezcalli”, que en náhuatl significa «agave cocido», el restaurante no solo celebra la cocina poblana, sino también la cultura del mezcal y otros destilados de agave.
La selección de bebidas incluye mezcales provenientes de Sonora, Oaxaca, Puebla, Michoacán y Jalisco, además de opciones únicas como bacanora, raicilla y sotol.
Este es el lugar ideal para quienes desean «chiquitear» su bebida a besitos, disfrutando cada sorbo de manera pausada y consciente.
¿Te gusta el pulque? Aquí encontrarás curados únicos como el de pinole y el de merengue, cada uno con un toque especial que te sorprenderá.
Una invitación a saborear Puebla
Cada platillo en Salón Mezcalli es un viaje sensorial y emocional, una forma de conectar con la cocina de nuestras abuelas y las raíces más profundas de la gastronomía mexicana.
Te invitamos a ser parte de esta experiencia, a disfrutar de cada sabor con calma, a perderte en los detalles ya reconectar con la esencia de la comida tradicional.
Puebla tiene mucho que ofrecer, y Salón Mezcalli es una puerta de entrada a este universo culinario. Acompaña tu próxima comida con un buen mezcal y déjate llevar por la pasión de Liz Galicia y su equipo.
Horarios: Martes a sábado: 8:00 a 23:00 hrs. Domingo: 8:00 a 18:00hrs. Para tu comodidad cuenta con servicio de valet parking de jueves a domingo.
Reservaciones: 📞 222 337 1116
Ubicación:📍 8 Sur 501, Analco, Puebla.
Dato curioso del barrio de Analco
Imagina cruzar el río hacia un rincón vibrante y lleno de historias que han resonado por siglos: el Barrio de Analco.
Este espacio, cuyo nombre significa “al otro lado del río” en lengua náhuatl, es más que un simple asentamiento, es un recordatorio vivo de las raíces indígenas que sostienen la identidad de la Angelópolis.
Un sitio donde, generación tras generación, la cultura y el trabajo manual de los primeros pobladores indígenas han dado forma y vida a la Puebla que hoy conocemos.
Los primeros habitantes de Analco
Sin embargo, la historia de Analco no fue siempre una de privilegios.
A pesar de ser esenciales en la construcción y la economía local, los pobladores indígenas vivían a las afueras, ya que los colonizadores reservaban el capital para su propio asentamiento.
Así, Analco nació como un “calpulli” término que en lengua náhuatl significa “barrio” – una comunidad con identidad y fuerza propia, aislada, pero inseparable de la vida urbana que surgía al otro lado del río.
El río mismo jugó un papel fundamental. Sus aguas no solo dividían la ciudad, sino que alimentaban los molinos y talleres de Analco, permitiendo a sus habitantes labrar y procesar materiales esenciales para la Puebla colonial.
La comunidad no solo construyó la ciudad; construyó su cultura, su economía y su espíritu, dejando un legado que aún se puede percibir en cada esquina de este barrio ancestral.
Hoy, recorrer las calles de Analco es adentrarse en una Puebla menos visible, pero no menos poderosa.
Las tradiciones, los oficios y los relatos que allí perduran y nos recuerdan que, aunque su historia fue forjada “al otro lado del río”, el corazón de Puebla late en cada pieza de barro, en cada vitral y en cada pan horneado en Analco.
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