Durante la Revolución Mexicana fueron miles las mujeres que participaron y jugaron un papel importante dentro y fuera del combate, sin embargo, su trabajo no ha sido lo suficientemente reconocido.
Por ello, en el marco del 113 aniversario de la Revolución Mexicana, te platicamos algunos de los trabajos que realizaron estas increíbles mujeres.
Generalas o soldaderas
Este nombramiento se le asignaba a las mujeres que estaban al frente de un ejército; dentro de este rango, sobresalen los nombres de Carmen Vélez, alias La Generala, y Carmen Amelia Robles Ávila.
A finales del mayo, en 1911, La Generala comandó una partida de 300 hombres que operaban en las zonas del estado de Hidalgo y Tlaxcala.
Por otro lado, Carmen Amelia Robles Ávila, proveniente de Xochipala, Guerrero, luchó en contra de los huertistas y destacó por el manejo de armas y del caballo, sin embargo, ya que no era aprobada por los demás, recurrió a la vestimenta masculina y cambió su nombre a Coronel Robles.
Distribuidoras y limpiadoras de armas
“Ellas pasaban las armas al momento, las recogían, es decir, estaban en movimiento en todos los conflictos, ya que las mujeres no se tenían que hacer a un lado cuando los hombres estaban peleando […] Hay imágenes y fotografías donde a ellas se les ve limpiando las armas, puliéndolas, recogiendo los cartuchos, quitándoles incluso las armas a los que ya estaban muertos”, mencionó la historiadora Kassandra Sifuentes Zúñiga.
También hubo mujeres que apoyaron al movimiento con la compra y entrega de armas para los revolucionarios.
Áurea San Martín, prima de Aquiles Serdán, se encargaba de distribuir armas entre los simpatizantes de la causa maderista, no obstante, tras entregar un paquete con dinamita el 18 de noviembre de 1910, fue encarcelada; años más tarde, el gobierno reconoció su labor patriótica.
La tamaulipeca Avelina Villarreal de Arriaga, además de colaborar con artículos en el periódico «Regeneración» de los hermanos Flores Magón, apoyó a diferentes grupos revolucionarios con dinero para la compra de armamento.
Periodistas
El periodismo fue fundamental en esta etapa de la historia mexicana, pues a través de la prensa se escribieron las memorias históricas de la Revolución, sin embargo, es un área poco estudiada.
“Otro que creo que es muy importante es el rol de la mujer, no en el conflicto bélico en sí, en el campo de batalla, pero si atrás, como lo fue la prensa. Hay muchas mujeres que se destacaron en la prensa desde artículos de crítica, artículos de vivencia”, comentó Sifuentes Zúñiga.
La prensa fue un medio en el que las mujeres se desenvolvieron como escritoras, fundadoras y directoras de periódicos; tal es el caso de Elisa Acuña y Rossetti, quien escribió en Excélsior y El Duende de Veracruz en contra del régimen de Díaz
En 1904 la capturaron y la trasladaron a la cárcel de Belén, donde conoció a Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, fundadora del semanario Vésper. Tras quedar en libertad, ambas redactaron el periódico con tendencias socialistas Fiat Lux.
Posteriormente, se trasladaron a San Antonio, Texas, donde continuaron editando el Vésper; además, se reunieron con el grupo que formaban Ricardo y Enrique Flores Magón, Santiago de la Hoz, Juan Sarabia y Sara Estela Ramírez.
“Ellas ‘se levantaban en armas’ de esa manera para que se recocieran sus derechos, que se les reconociera su participación en el movimiento”, señaló la historiadora.
Además de mostrar su opinión e informar sobre el movimiento armado, el periodismo sirvió para dar visibilidad y reconocimiento a los derechos de la mujer.
Enfermeras
El servicio médico y apoyo personal de enfermería fue fundamental durante la Revolución Mexicana. Sara Perales y Celia Espinoza Jiménez fueron ejemplo de dicha labor.
Originaria de Tlaxcala, Sara Perales se unió al grupo maderista en 1910, acompañando a los revolucionarios que tomaron Ciudad Juárez. Encabezó el cuerpo de voluntarios de enfermeras, donde organizó la atención en hospitales de sangre en Chihuahua.
En 1914, en Monterrey, Nuevo León, se sumó al constitucionalismo como enfermera en jefe, trabajando bajo el liderazgo de los médicos militares Ignacio Sánchez y Pablo Martínez.
Por su parte, Celia Espinoza Jiménez, originaria de Guanajuato, desplegó sus habilidades como profesora, enfermera y diplomática, apoyando a Francisco I. Madero. Sin embargo, tras el golpe de Estado de Victoriano Huerta, se unió a la Cruz Blanca Neutral.
Durante el gobierno de Venustiano Carranza, Espinoza Jiménez ocupó el cargo de secretaria particular del Ministro de Educación en Veracruz.
A pesar de la activa participación de las mujeres en la Revolución Mexicana desde diversos ámbitos, sus contribuciones han sido poco valoradas con el paso de los años.
Las mujeres, con una fuerte determinación y en busca de mejores condiciones, lucharon en tiempos difíciles, pero las restricciones sociales les impidieron ser reconocidas plenamente.
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