Nuevamente se abre el debate a Parlamento Abierto con cinco foros en materia laboral para discutir en la Cámara de Diputados la reducción de la jornada laboral en nuestro país, de 48 a 40 horas semanales. Pero qué tan conveniente, sano o favorecedor es que esta reforma se apruebe. Sobre todo, cuando existen posiciones encontradas entre los diputados y el sector empresarial que estarán discutiendo sobre la materia.
En esta ocasión hablaré sobre los puntos de vista que cada parte expone antes de que esto sea una realidad en México. En el caso de los empresarios ya se ha pronunciado porque se posponga la aprobación de la ley hasta que incremente la productividad en el país.
Y es que nuestra cultura -sobre todo la patronal- no es tan flexible para permitir que la clase trabajadora labore desde casa o se les reduzcan las jornadas, sobre todo aquellas empresas que pagan por destajo a sus trabajadores.
Uno de los primeros en reaccionar fue precisamente el presidente de la Coparmex, José Medina Mora, quien solicitó que se pospusiera la discusión, con el argumento de que antes de emprender México debe ser más productivo, reducir las regulaciones y los trámites administrativos y después comenzar la discusión.
Otro de sus argumentos es que debido a la reforma laboral que se hizo en 2019 a inicios del nuevo gobierno federal, los empresarios han tenido que absorber costos, como son el incremento del salario mínimo, la reforma de vacaciones y una mayor aportación del patrón a las pensiones.
Así mismo los empresarios estiman que en el mercado laboral hay 1.2 y 1.6 millones de vacantes que no pueden cubrirse. Se tendrían que pagar horas extras dobles y triples, una razón más para señalar que no es el momento de hacer la reforma.
Haciendo un poco de historia, ya en 2021 la diputada de Movimiento Ciudadano, Pilar Lozano Mac Donald planteó reformas a la Constitución Política y a la Ley Federal del Trabajo, a fin de modificar la jornada máxima trabajada, de horas diarias a horas por semana, al establecer que serían de 48 horas a la semana y de 12 al día. Es decir, cuatro días de trabajo por tres de descanso. Propuesta que fue apoyada en su momento
Antes en 2012 en una conferencia de la Organización de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, Carlos Slim daba una conferencia en la que propuso 3 días de 11 horas de trabajo por cuatro de descanso, para que los trabajadores puedan dedicarlos a la familia a cultivarse o crear, pero también proponía que las jubilaciones se dieran a los 75 años.
Un análisis de 2017 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que incluyó a 38 países, se mostró que los mexicanos –con 2 mil 225 horas por año– y los costarricenses –con 2 mil 212– tienen las jornadas laborales más extensas del mundo. Esto implica, según los diputados federales, que la reforma al artículo 123 sea un tema de justicia social y todos los partidos, menos el de Acción Nacional, estén a favor de dicha reforma.
Algunos expertos consideran viable la implementación de la reforma, y en palabras de Carlos Salim, dice que todos los gobiernos del mundo deben generar capital humano, espera que las nuevas generaciones vivan esta nueva realidad de tres días de trabajo por cuarto de descanso, porque en nuestro país no es necesario tanto trabajo físico, sino de servicios, además si nos jubilamos a los 75 años no habría quebranto en el fondo de pensiones.
Un dato importante es que en muchos países de Latinoamérica las horas laborales van de 34 a 41 horas de trabajo, sólo en México sigue siendo de las más altas. Por ahora la discusión durará unas semanas y las conclusiones de los foros que los diputados federales realizan se darán a conocer el próximo 21 de noviembre y veremos si la reforma se vota antes que concluya el periodo de sesiones.
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