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Matilde Montoya desafió a la sociedad de su época

En Revista Única recordamos a la primera mujer médico en México a los 84 años de muerte.

Hoy recordamos a una mujer que desafió a la sociedad de su época Matilde Montoya la primera mujer médica del país quien murió el 26 de enero de 1938, a los 79 años.

Matilde Petra Montoya Lafragua era su nombre completo nació en la Ciudad de México el 14 de marzo de 1857, su madre, Soledad Lafragua, era originaria de la Ciudad de Puebla, quien al quedar huérfana la llevaron al Convento de la Enseñanza, en la Ciudad de México, donde aprendió a leer y escribir.

Su padre, José María Montoya, era un hombre conservador que permitía que su esposa saliera de su casa, lo que llevó a la joven Soledad a dedicarle prácticamente todo su tiempo a la pequeña Matilde, que fue educada como hija única, que era una niña muy inteligente y deseosa de aprender, su madre empezó a transmitirle a su hija la educación que había recibido en el convento.

A los cuatro años, Matilde ya sabía leer y escribir, con lo que se convirtió en una ávida lectora. El padre de Matilde no comprendía ese interés por estudiar y con frecuencia se disgustaba con su esposa, porque no le veía sentido a la educación que pretendía darle a la niña.

Fue una brillante estudiante.

Matilde vivió su niñez durante la guerra civil; estudió lo que se llamaba educación elemental, es decir, los tres primeros años de primaria y educación superior, que correspondía a los tres siguientes.

Cuando tenía 11 años quiso inscribirse en la Escuela Primaria Superior (hoy secundaria), no logro ingresar a su corta edad, su familia le costeó estudios particulares. Con estos maestros particulares terminó sus estudios y a los 13 años presentó su examen oficial para ser maestra de primaria, el cual aprobó sin dificultad, pero por su edad no pudo conseguir empleo.

Con solo 16 años recibió el título de partera en la Escuela de Parteras y Obstetras de la Casa de Maternidad, el que sería el primer paso para cumplir su sueño en la medicina.

Matilde
Imagen Infobae

Su lucha por el conocimiento.

Empezó a trabajar como auxiliar de cirugía con los Doctores Luis Muñoz y Manuel Soriano, con el poco dinero que contaba, se dio tiempo para tomar clases en escuelas particulares para mujeres y completar sus estudios de Bachillerato.

La joven partera se hizo rápidamente de una numerosa clientela de mujeres que se beneficiaban con su amable trato y sus conocimientos de medicina, más avanzados que los de las otras parteras y aún que los de muchos médicos locales.

Así los primeros años ejerce la obstetricia en Morelos y en la Ciudad de México con mucho éxito. En 1875 decide inscribirse en la Escuela de Medicina de Puebla; aprobando el examen de admisión y cumpliendo con todos los requisitos, comenzó sus estudios en esta institución.

De regreso en la capital poblana, pidió su inscripción en la Escuela de Medicina de Puebla, fue aceptada en una ceremonia pública a la que asistieron el Gobernador del Estado, todos los Abogados del Poder Judicial, numerosas maestras y muchas damas de la sociedad que le mostraban así su apoyo.

Sin embargo, los sectores más radicales redoblaron sus ataques, publicando un artículo encabezado con la frase: “Impúdica y peligrosa mujer pretende convertirse en médica”.

En Puebla desarrolló el estudio y la práctica de la medicina con gran pasión y compromiso. Pero, fue acusada por algunos doctores de ser masona y protestante.

Todo esto avivó los rumores que llegaron hasta el periódico religioso El amigo de la verdad. Como resultado Matilde perdió a sus pacientes y decidió irse a Veracruz. En poco tiempo reconocieron el error que desprestigió a Matilde, por lo que le pidieron que regresara y ella aceptó: volvió a Puebla en 1880.

Estancia en la Escuela Nacional de Medicina.

La necesidad de un segundo intento la hace regresar a la Ciudad de México y solicitar su inscripción en la Escuela Nacional de Medicina.

Agobiada por las críticas, Matilde Montoya decidió regresar con su madre a la Ciudad de México, donde por segunda vez solicitó su inscripción en la Escuela Nacional de Medicina, siendo aceptada por el entonces Director, el Dr. Francisco Ortega en 1882, a los 24 años. Las críticas no se hicieron esperar, pues Matilde era la única mujer en la escuela.

Las publicaciones femeninas y un amplio sector de la prensa la apoyaban, pero no faltaban quienes opinaban que “debía ser perversa la mujer que quiere estudiar Medicina, para ver cadáveres de hombres desnudos”.

En la Escuela Nacional de Medicina no faltaron las críticas, burlas y protestas debido a su presencia como única alumna, aunque también recibió el apoyo de varios compañeros solidarios, a quienes se les apodó “los montoyos”.

Matilde
Imagen Infobae

Sus opositores solicitaron la revisión del expediente académico, alegaron la supuesta invalidez de algunas materias. La baja escolar fue comunicada; sin embargo, Matilde no se detuvo y pidió a distintas estancias la revalidación de materias.

El entonces presidente de la República, Porfirio Díaz, le otorgó el derecho de presentar examen del primer año de medicina. El 11 de enero de 1883, Matilde queda oficialmente inscrita en la Escuela Nacional de Medicina. 

Un compromiso con la vida.

Una vez más, dirigió un escrito al Presidente Porfirio Díaz, quien decidió enviar una solicitud a la Cámara de Diputados para que se actualizaran los estatutos de la Escuela Nacional de Medicina y pudieran graduarse mujeres médicas.

El 24 de agosto de 1887 Matilde presentó su examen profesional. En él estuvo presente el presidente Porfirio Díaz, quien siempre apoyó a la joven Matilde en sus estudios.

Se trataba de un momento trascendente, por primera vez se le otorgaba a una mujer en México el título de médico.

Para Matilde la medicina no era un mero objeto de lucro, por ello tenía dos consultorios a su cargo, uno de paga y otro gratuito. 

Su actividad intelectual no estuvo reservada solamente a la medicina pues participó en diversos grupos feministas. Entre ellos, se encuentra la Asociación de Médicas Mexicanas, el Ateneo Mexicano de Mujeres y Las Hijas del Anáhuac.

A los 50 años de haberse graduado Matilde Montoya, en agosto de 1937, la Asociación de Médicas Mexicanas, la Asociación de Universitarias Mexicanas y el Ateneo de Mujeres le ofrecieron un homenaje en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

A los 73 años se retiró del ejercicio de la medicina a causa de su frágil estado de salud. Tiempo después, el 26 de enero de 1938 a los 79 años de edad, falleció dejando un importante ejemplo y legado a la medicina en México. 

La doctora Montoya fue de gran importancia en el impulso para que otras mujeres estudiaran medicina en una época en la que la sociedad reprobaba la participación de la mujer en actividades fuera del hogar.

Su participación en el impulso a la actividad profesional de las médicas, le valió múltiples reconocimientos de organizaciones de mujeres, la prensa y la entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia.

Matilde P. Montoya, es ejemplo de tenacidad en la persecución de un sueño ridículo para unos, imposible para otros y reprobado por los demás abrió a la mujer mexicana el camino de la ciencia en las postrimerías del pasado siglo.

Imagen Portada Twitter Secretaria de Relaciones Exteriores

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Alejandra Delgadillo
Egresada de la licenciatura de Ciencias de la Comunicación por la UPAEP. Colaboradora en El Sol de Tlaxcala. Reportera de Noticias en Grupo Acir Puebla, donde tenía a mi cargo las fuentes de Salud, Instituciones Asistenciales, Iglesias, Agrarias, Ecología y Empresariales. Participé en el área de prensa de la Delegación del ISSSTE Puebla. Las secciones que escribo son: Vida Sana, Cábalas y Tradiciones, Mamás y Algo Más, Feminismo Hoy, Salud, Economía, Ciudad y Seguridad, en Revista Única. Además, soy colaboradora del programa de radio Cinco Mujeres en Cinco Radio. Coautora del libro “Crónicas de Puebla, 50 años”.

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