jueves, marzo 28, 2024
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79 años del nacimiento del volcán Paricutín

La tarde del 20 de febrero de 1943 el surgimiento del volcán de Paricutín, al que también se le conoce como el volcán que nació de un maizal, en la meseta del pequeño pueblo de San Juan Viejo, ubicado en Michoacán, al oeste de México.

El volcán, que se levanta 424 metros en el valle y está a 2,800 metros sobre el nivel del mar, es el más joven del mundo y hasta ahora el único que ha tenido testigos de su erupción, desarrollo y reposo después de nueve años de actividad.

Provocó durante ese periodo la desaparición de dos pueblos que quedaron sepultados bajo la lava: Parangaricutiro y San Juan Viejo, con la fortuna de que sus habitantes tuvieron tiempo de escapar con vida. «Fue un éxodo, dejaron sus casas y se marcharon caminando con lo que pudieron llevarse para buscar otro lugar donde asentarse que tuviera llanos para la siembra y río», comenta Lorenzo Guerrero, guía turístico de la región.

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No olvidaron al Cristo de la Iglesia, hecho de pasta de caña en el siglo XVI y al que desde entonces denominaron el Señor de los Milagros «porque cuentan los vecinos que hizo el milagro de que no muriera nadie, ni siquiera los animales que tenían», agrega Guerrero. A decenas de kilómetros de la amenaza de la lava fundaron el actual Nuevo San Juan Parangaricutiro, donde los mismos pobladores construyeron a duras penas sus casas.

El 20 de febrero de 1943 era una mañana como cualquier otra comentaba Dionisio Pulido quien trabaja en sus tierras de labor como todos los días cuando de pronto escuchó una pequeña explosión, con curiosidad volteó hacia dónde provenía el sonido, a lo lejos vio una especie de vapor y gases que salían de una grieta en el suelo, de pronto de la misma grita salieron volando pequeñas rocas incandescentes y se escuchó un sonido terrorífico que procedía de las entrañas de la tierra. ¡Parecía que el fin del mundo estaba por llegar! Su instinto le indicó que tenía que salir de ahí inmediatamente, tenía que ponerse a salvo con su familia. Montó su caballo y cabalgó hasta su pueblo: Paricutín.

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Cuando llegó a su pueblo le explicó a su familia y vecinos lo sucedido. Ahora entendían por qué había estado la tierra temblando continuamente desde hace quince días. Las erupciones incandescentes eran cada vez más grandes, se podían ver desde el pueblo. El jefe de la comunidad decidió ir junto con Pulido a la cabecera municipal para informar lo que estaba sucediendo en sus terrenos.

Esa noche el pequeño montículo se había convertido en un cono volcánico, lanzando cenizas calientes y llamas llegando a 800 metros de altura. Después de sólo un día, el volcán había aumentado a 50 metros si altura y en una semana era de 150 metros. Los habitantes del pueblo no podían dormir, el bramido del pequeño no los dejaba dormir. Dionisio se preguntaba, ¿Quién le iba a pagar ahora sus tierras?

Dionisio, su familia y la gente del pueblo tuvieron que abandonar sus casas. La lava destruyó sus casas, su iglesia, su bello pueblo. La formación de este nuevo volcán atrajo a cientos de turistas de todas partes del mundo. Los habitantes de los pueblos vecinos se organizaron inmediatamente cuando empezaron a llegar los reporteros y turistas para observar de cerca el nacimiento de este pequeño.

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En las entradas de los pueblos se encontraban niños que ofrecían a llevar al mejor hotel del lugar que en realidad eran unos cuartos de pequeñas casas adaptadas para recibir a una o dos personas. También ofrecían sombreros de ala ancha para cubrirse de las cenizas del Paricutín, paliacates y todo tipo de comida.

Fue así de cómo nació el volcán más joven de América.

Con información de historias de tierra sagrada, mi México.com

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