Eric Arthur Blair, mejor conocido como George Orwell fue un intelectual inglés que murió el 21 de enero de 1950, fue en el sentido más serio un escritor político, que creyó firmemente en que el arte y la literatura nos ayudaría a ser más amables, más justos, más sabios, en concreto mejores seres humanos. Hablar de Orwell es comprender su pensamiento literario, su pensamiento político, comprender lo que más odiaba, en contra de quien estaba y a quienes defendía.
Nació en 1903 en la India, que entonces era parte del Imperio Británico, sus padres fueron funcionarios públicos con problemas económicos, sin embargo lograron enviarlo a una escuela de educación clásica inglesa de clase media, donde gano una beca a Eton College, en el colegio se volvió contra los valores y espíritu del sistema escolar publico inglés, nunca fue a la universidad, trabajo como policía imperial en Birmania y más tarde en la librería Haamstard, ahí inició sus críticas a los intelectuales acusándolos de falta de patriotismo, resentidos del dinero, pretensiosos y deshonestos.
Orwell por un tiempo fue seducido por pensamientos de izquierda, desde fanáticos comunistas hasta defensores de regímenes autoritarios en naciones de Europa, pero llego a ser más radical al defender a lo que el llamo “la persona común”, hasta convertirse en defensor de la, “vida ordinaria”, que son aquellas personas sin éxitos económicos, con poca o nula educación, pero que aman cuidar a los demás y a los suyos, divertirse, tener hijos, sencillamente concluyo, son admirables.

En su libro “Down and Out in Paris and London”, publicado en 1933 retrata todas sus experiencias en esa vida ordinaria, dejando a un lado los privilegios de su clase e involucrándose en una serie de trabajos de baja categoría, redacta la vida detrás de las escaleras en hoteles y restaurantes, la camarería de sus empleados, la calidez del reparador de zapatos, que beben tanto como su salario se los permita, concluye que en estas vidas ordinarias existe más inteligencia y más sabiduría que en el gabinete británico o en los intelectuales de Oxbridge College.
Orwell es hoy extremadamente famoso por dos libros que marcaron su vida, el primero de ellos “Rebelión en la granja” publicado en 1945 y el segundo “1984” publicado en 1949, ambas obras están ancladas en el pensamiento profundo de Orwell de cómo debería escribirse la literatura en una era de películas y de medios de comunicación, la tarea de un escritor era asegurar que las ideas más serias debían alcanzar una popularidad masiva.
La granja de Orwell, es una trama política sobre como las revoluciones son víctimas de las contrarrevoluciones y traicionan las ideas originales que les dieron vida, toma como modelo la revolución francesa y rusa. Para asegurar el éxito de su obra, hizo lo que algunos ya habían hecho, que fue contar la historia sobre humanos a través de animales, en el proceso los pecados de los revolucionarios no solo se limitan a las personas involucradas, de hecho, siempre es una posibilidad humana seguir ideas y posteriormente traicionarlas.

Desde niño le gustaron las novelas de ciencia ficción, especialmente “La máquina del tiempo” y “Guerra de los mundos” y es precisamente en “1984”, donde plasma su propia novela de este género literario donde habla del gobierno de Oceanía que controla las acciones de sus ciudadanos, todo movimiento y palabra se observa y se escucha, y la amenaza de lo que ocurre con aquello que se atreven a pasar el límite de lo permitido, se cierne siempre creando temor. Existen varias formas de control, como un constante bombardeo de propaganda, donde se crean estadísticas hechas por el ministerio de la verdad, el ministerio de la paz es el militar, los centros de trabajo se llaman centros de diversión, los presos políticos son detenidos y torturados en el ministerio del amor, todo esto hace referencia a la ironía del doble discurso, creando un nuevo lenguaje donde se asume como única verdad la versión dictada por el estado, Orwell nos advierte de que esto suceda en sociedades democráticas.
Orwell murió en 1950, víctima de tuberculosis, pero su legado lo convirtió sin duda en uno de los escritores ingleses más exitosos del siglo XX.
Ricardo Rugerio