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Virgen de Guadalupe, raíz espiritual e identidad nacional

“La Virgen de Guadalupe ha acompañado los procesos culturales, sociales e incluso políticos del país hasta nuestros días”, afirmó David Sánchez Sánchez, Director del Centro de Estudios Guadalupanos de la Universdiad Popular Autónoma del Estado de Puebla (CEG-UPAEP).

Enfatizó fragmentos del “Nican Mopohua” como: “Yo en verdad soy vuestra madre compasiva, tuya y de todos los hombres que en esta tierra estéis en uno”, texto que —señaló— contiene un mensaje de fraternidad universal.

Además del “Nican Mopohua”, mapas, crónicas tempranas, inspecciones eclesiásticas y representaciones pictóricas del siglo XVI registran la expansión temprana del culto guadalupano en toda la Nueva España.

Sánchez Sánchez subrayó que para 1677 la devoción estaba tan arraigada que figuras como Sor Juana Inés de la Cruz y Luis de Góngora escribieron poemas dedicados a la Virgen de Guadalupe.

La presencia guadalupana cruzó océanos, en los galeones de Manila, en Filipinas, en Europa y en otras regiones donde aparecieron imágenes adaptadas culturalmente, como figuras en marfil con rasgos orientales.

En 1754, la Virgen de Guadalupe fue declarada oficialmente Patrona de la Nueva España, consolidando su importancia en la identidad virreinal.

Durante la invasión napoleónica y el inicio del movimiento insurgente, Guadalupe se convirtió en un estandarte político y religioso. El Grito de Dolores incluyó el histórico: “¡Viva la Virgen de Guadalupe!” Miguel Hidalgo tomó como estandarte un cuadro guadalupano de Atotonilco. Las banderas gemelas de Allende portaban su imagen.

José María Morelos la llevaba en el pecho y decretó que quien no fuera guadalupano sería traidor a la causa.

“Guadalupe fue un factor de cohesión en un país atravesado por guerras internas”, señaló David Sánchez, precisando que incluso sectores realistas reconocieron su valor simbólico.

Tras la Independencia, la Virgen permaneció en el centro de la vida política y social: Entre 1822 y 1840, una imagen guadalupana presidía el Congreso de la República. Guadalupe Victoria, primer presidente del país, adoptó ese nombre como símbolo de unidad nacional.

En 1884, Ignacio Manuel Altamirano definió a la Virgen de Guadalupe como “el único vínculo que une a todas las razas y partidos del país”.

La presencia guadalupana continuó en los episodios del siglo XX. Fotografías del periodo revolucionario muestran estandartes guadalupanos en tropas zapatistas.

En el Centenario de 1910, el estandarte guadalupano encabezó los desfiles oficiales. Durante la Guerra Cristera, la Virgen se convirtió en símbolo de esperanza, resistencia y defensa de la fe.

José de Jesús Hernández destacó que el guadalupanismo no es un fenómeno limitado al pasado. “Hoy la Virgen de Guadalupe es un referente de fe en América Latina, Estados Unidos, Filipinas y muchas otras regiones del mundo”, explicó.

Mencionó que arte, música, literatura, peregrinaciones y devociones populares mantienen vigente la identidad guadalupana. Asimismo, recordó que San Juan Pablo II, “el Papa guadalupano”, impulsó decisivamente la expansión internacional del mensaje.

David Sánchez fue enfático. “La Virgen nunca dijo: soy madre solo de quienes habitan entre el Bravo y el Suchiate. Dijo: soy madre de todos los que habitan en esta tierra. Y si hablamos de tierra, hablamos del mundo entero”.

Por ello, el CEG-UPAEP impulsa una visión global del guadalupanismo que toca a comunidades en África, Asia, Europa, Oceanía y América.

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