El barro es mucho más que un material: es experiencia, prueba, error y, sobre todo, transformación.
Bajo esta premisa nació “Trazos Duales”, una colección que es el resultado de la fusión creativa entre José Miguel Howe y Pedro Talateca, dos talentos que, durante dos años, moldearon no solo cerámica, sino una narrativa profunda sobre la dualidad del ser humano y su evolución constante.
Esta colaboración no fue un simple proyecto estético. Fue una conversación entre dos mundos, dos visiones y dos formas de interpretar la vida.

Cada pieza pasó por las manos de artesanos durante dos o tres semanas, tiempo en el cual fue intervenida con una propuesta disruptiva y contemporánea que honra lo tradicional, pero se atreve a cuestionarlo.
El blanco y el negro —colores protagonistas de esta colección— no fueron elegidos al azar. Son atemporales, neutros, pero también cargados de simbolismo.
Representan los extremos que habitan en todos nosotros: luz y sombra, certezas e incertidumbres, inicio y final.
En cada pieza se aprecian trazos inconclusos, como recordatorio de que somos obras en constante construcción. Así como el barro se transforma con el fuego, nosotros nos moldeamos a través de nuestras vivencias.
La propuesta estética, con plumeados característicos de la talavera, desafía la perfección. Las imperfecciones, los detalles abiertos, los caminos sin cerrar, nos hablan de lo que somos: seres humanos en evolución.
Como bien reflexiona la colección, “todos nacemos con un temperamento, pero el carácter se forja con el contexto y nuestras experiencias”.


“Trazos Duales” no es solo una vajilla, es una metáfora tangible sobre la vida.
En cada plato, taza o escultura, se esconde una pregunta: ¿quién soy y hacia dónde me dirijo? La colección nos invita a agradecer cada etapa, cada cicatriz y cada transformación. Porque la vida es un regalo, y por algo se le llama presente.
Para Pedro Talateca, este proceso fue un aprendizaje profundo, especialmente en torno al desapego.
“La cerámica es maravillosa”, afirma, “porque conectas con el barro, dejas ahí tu esencia, tu tiempo, tu esfuerzo… pero también aprendes a soltar. A veces vuelves al día siguiente y la pieza está rota, y no puedes hacer nada. Solo decir: renuncio a ti, pieza.
Y eso se traslada a la vida: hay que soltar hábitos, personas, expectativas. Todo en la vida es desapego”.
Por su parte, José Miguel Howe resalta la dualidad como una constante en su obra. En cada pieza hay un diálogo entre opuestos, entre lo que fue y lo que está por ser.
“La vajilla representa nuestras diferencias, pero también cómo esas diferencias nos integran. Como seres humanos, nos complementamos en nuestra diversidad”.
“Trazos Duales” no busca respuestas, sino abrir caminos. Es una invitación a mirar hacia dentro, a abrazar la imperfección y a honrar el proceso. Porque, al final, todos somos como el barro: maleables, sensibles al fuego, llenos de historias por contar.
La colección esta en exhibición en: Plataforma: Av. Juárez 1302, Centro Histórico de Puebla.


