jueves, septiembre 19, 2024
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Si amor fuera nombre

Utilizamos momentánea o secularmente el lenguaje del amor pero dejamos de traducirlo para evitar superarlo. Eternizamos con su suavidad y dejamos escapar el dolor que esconde. Practicamos afanosamente su rima y metáfora sin descubrir su epístola y mensaje que repone al misterio. Enamoramos con sus causas el enroque fundamental con la tumba para no ver su liga ancestral con lo más estúpido del ser que es la carencia de ser. Inauguramos día con día y tiento con tiento el arsenal ilustrado que nos distinga del animal simbólico que somos y que esconde la pobreza del innoble insulto con el que despertamos en humanidad.


Pero ¡ay de nosotros! Si amor fuera nombre llegaría su llovizna de incredulidad a la cama perenne como rincón de amor sin fronteras y lúcido morir para renacer cuando se pronunciara.


Con el amor el sueño es pensamiento victorioso del encuentro sobre el otro que me testifica como su otro. Con el sueño ancestral y prodigioso el pensamiento hace de amor todo hostigamiento y toda falta de razón. De ahí su inspiradora carencia actual y su indecencia fundamental aleja.


Nos besamos, es cierto, pero con el beso descrito y con el pormenor obsesionado. Somos de uno en uno, es cierto, pero antes fuimos el abrazo en su incertidumbre, como trazo sobre pastos de una caricia natural y hachazo feroz con que el niño humano depositaba su inocencia en el beso destacado de la tierra. Nos miramos y nos decimos, es cierto, cuando otrora sin decir el universo y sin mirar detalle mirábamos sin nombrar para amar.


Las manos y los pechos se funden milenarios en el éxtasis que vence la enfermedad. Pero el olor enfermo de la madre a humedad y a salvajismo mucho antes fue presencia que hacía de anclas y de prolongaciones de carne sin belleza.


Ya no sé si te miro en este estero de ruptura de intimidad con mi íntima ausencia descastada o si el charco que nos hunde hace que recobre mis alejadas e infantes miradas con que alguna vez al enamorarte era la soledad quien conducía el enamoramiento y me hacía célibe hombre. Un nombre y cuánta felicidad sin practicar.


Hoy te tomo y te amo y te sostengo como si los caminos nos arrojaran a un paraíso maravillado por nuestras sombras. Algún día tomarás y amarás y sostendrás estas líneas como partes indelebles de las mutantes sonrisas que aún nos persiguen y coronan mientras el espíritu del amor respira en lo que sin ser fue frente al hostil laberinto de impiedad concreta. Un nombre, un amor.

Mi correo de es ricardocaballerodelarosa@gmail.com

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