lunes, mayo 5, 2025
15.8 C
Puebla
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

OTROS ARTÍCULOS

Ser Única es un acto de valentía

Pocas cosas tan bonitas como ver a una mujer florecer con su propio proyecto. Y si ese proyecto se convierte en una plataforma para que más mujeres florezcan con ella, entonces estamos hablando de algo que no sólo es poderoso… sino también profundamente necesario.

Hoy quiero felicitar a dos mujeres que me inspiran y me conmueven: Silvia de Julián y Silvia Argüello, dos mujeres valientes que no sólo han sostenido con fuerza y visión la revista Única, sino que la han convertido en ese lugar donde las historias de mujeres se cuentan con dignidad, con amor, con luz.

Única no es sólo una revista que cumple 14 años. Es un espacio femenino, sí, pero no desde el cliché ni desde lo rosita decorativo. Es un escaparate para mujeres que han hecho del riesgo, del estudio, del trabajo y del atrevimiento su bandera. Mujeres que han alzado la voz, que han roto techos de cristal (y también de concreto), que se han formado, que se han equivocado, que han vuelto a empezar y que hoy tienen algo que decir.

Aquí han pasado emprendedoras, políticas, activistas, artistas, empresarias, guerrilleras del día a día, que con un proyecto bajo el brazo y un fuego en el pecho se han atrevido a soñar en grande. Las páginas de Única se han vuelto su altavoz. Y eso no se dice fácil.

Porque la verdad es que no es sencillo emprender. Mucho menos siendo mujer.

A veces pareciera que el mundo cree que nuestros negocios son hobbies. Que nuestros sueños son caprichos. Que necesitamos “alguien” (y por alguien, claro, me refiero a un señor) que nos financie, que nos aconseje, que nos autorice.

Pero no, señores. Nosotras traemos hambre. Hambre de mundo, hambre de justicia, hambre de ponerle nuestro granito de arena a la historia. Hambre de brillar con nombre propio.

Y eso lo sabe cualquier mujer que haya intentado sacar adelante un negocio, pagar nóminas, pelear por un espacio, hacer que su visión se convierta en proyecto y luego en realidad. Porque para emprender hay que saber confiar: en ti, en tu equipo, en otras mujeres.
Y eso también se construye.

Lo que las Silvias han hecho, es eso: crear comunidad. Crear un espacio donde ser ambiciosa no sea un pecado, sino una semilla. Donde soñar sea legítimo, donde destacar no te aísle sino te conecte con otras. Donde podamos decir con orgullo: “yo también quiero ser una chica única”.

La Chica Única

ÚLTIMOS ARTÍCULOS