Ser mujer en la política mexicana es sinónimo de recibir ataques, pero si además eres joven y bella, parece que la misoginia se multiplica. Esto es lo que ha vivido Andrea Chávez, senadora de la República, quien recientemente denunció que Antonio Garci Nieto, caricaturista de El Financiero, utilizó inteligencia artificial para crear una imagen erótica con su rostro. ¿Por qué? Porque vivimos en un país donde la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos sigue siendo la norma.
Aunque la imagen no se trataba de un desnudo, esto no es cualquier cosa: hablamos de utilizar una IA para manipular y sexualizar la imagen de una senadora. No, no es un cuerpo desnudo, pero es una imagen que busca claramente perpetuar la idea de que su presencia en la política tiene algo que ver con su físico, con su juventud, y no con su capacidad como legisladora. Esta imagen no solo hiere la dignidad de Andrea Chávez como mujer, sino que también alimenta ese discurso misógino de que las mujeres en la política no están ahí por méritos propios.
Ahora bien, Andrea, en su primer momento, decidió no tomar acciones legales. Y aquí es donde la cosa se pone interesante. En su denuncia pública, dijo que no lo haría porque como senadora cuenta con los recursos que muchas mujeres no tienen. Que su acceso a la justicia es más fácil que para la mayoría. Lo entendí, pero no pude evitar sentir que algo faltaba. ¿Por qué no actuar? Sabemos que la justicia en este país, especialmente para las mujeres, es complicada y muchas veces inaccesible, pero si alguien con su poder y visibilidad no toma cartas en el asunto, ¿qué mensaje se envía?
Y, sorpresa: 24 horas después, Chávez cambió de opinión. Decidió que sí denunciará, y aplaudo su decisión. Al final del día, su cambio de postura fue motivado por los mensajes de muchas mujeres que le hicieron ver lo importante que es que los agresores enfrenten las consecuencias de sus actos. Esto no va solo de una imagen alterada con IA, va de cortar con la normalización de la violencia y la misoginia. Va de dejar claro que una mujer en la política, o en cualquier ámbito, no tiene por qué tolerar ser sexualizada, denigrada o minimizada por su apariencia.
En este país, aún nos queda mucho por hacer para que las mujeres puedan ocupar espacios de poder sin ser cuestionadas, sexualizadas o agredidas. Andrea Chávez ha tomado la decisión correcta al denunciar, y espero que su ejemplo sirva para que otras mujeres que enfrentan agresiones similares se sientan empoderadas a hacerlo también.
Y en cuanto a Antonio Garci Nieto, bueno, ya veremos qué determinan las autoridades. Lo que es claro es que este tipo de violencia no puede quedar impune. Porque cada imagen manipulada, cada comentario misógino, y cada ataque a una mujer es un retroceso para todas. Y ya estamos hartas de retroceder.