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Sean su propia luz

Cada etapa es deshielo de sombras y hechura de luz. Al reconquistarnos dejamos de ser y volvemos a ser clave de futuro.

Sean su propia luz conlleva pérdida y ganancia entre pasados y presentes.

Por eso a veces es vida victimizarnos y esperar el escape de las olas.

Otras veces ogros somos y representamos papeles de personas odiadas con las que compartimos ideas y odios.

Luego es calma el sentir y todo se revuelve en arenas o agua.

Llega el hartazgo de uno.

Me voy es primer pensamiento. Se huye del camino que somos.

Regreso es la perspectiva complementaria. Se retorna al nido.

Aparece de pronto el síndrome albedo.

¿Qué tanta blancura requiero? ¿Cuánta miseria habré de sufrir?

Y la pregunta obligada es hasta dónde se sigue siendo transparente.
Sean su propia luz leo de Buda y la vida indaga por el contenido de la luz como verbo que nace de la propia existencia.

¿Nadie nace con luz propia? ¿Belleza con suerte y felicidad se construyen?

Somos corrientes y humanos y sin la autenticidad del protagonista.
¿Nos queda algo?

Amamos fracasar para encontrar raíz, pero terminamos en soledad.

El yerro inmuniza del espanto aunque la razón desecha al humano.

Y el vital ciclo y el retorno espiritual ¿prenden si me fugo o me quedo?

Viene el tónico de la reciprocidad y la empatía con quienes no ser recíprocos ni empáticos.

El equilibrio del molde y no del producto.

Somos nuestros traumas y parejas y enfermedad como los muebles contextuales del espacio que encierra ciclones y fortalezas.

Imaginemos la desdicha del positivo que desconoce la dicha del negativismo.

Quien niega afirma desde el otro sendero. Quien afirma confirma sus límites.

Me aventura la hipótesis del ignorar para alejarse el drama y unirse a aquella abstracta luz.

¿Si mejor reímos?

El albedo inverso se agiganta y se hace muro desde la evidencia oscura y el esqueleto que es disfrutar la vida.

Lamer el piso y perderse entre carroña parece opción si falta esa convicción llamada cosmos orgásmico.

Elevemos la lucha a la luz sin dejar detrás nuestra mísera espalda.

Mi correo es ricardocaballerodelarosa@gmail.com

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