Atraviesa una humanidad tu rostro
rostro del asombro
apresurado en mostrar al mundo
y dejar que sus líneas exhiban
cómo se conquista el universo.
Rostro de coronación celestial
en paraíso terrenal vertido
dejado alar sus partes
con la siembra de la tierra
y la obediencia al alma y a la voluntad.
Rostro de la caída
y de la agitación de miembros
y sexos erectos y vulvas expuestas
que imponen arrogancia humana
disparada en rebeldía terrena.
Rostro del profundo interior
trasplantado de las constelaciones
y de las relaciones entre personas
a la profundidad de la verdad
y la tiranía del yo no siempre comprendido.
Rostro de sexualidad misteriosa
que entre alas de Pegaso abre orígenes
y que entre patas aguijonea cuerpos
y desplantes del prohibido placer
conjugado con el deseo que se abandona.
Rostro de sí
en la hermenéutica sexual
cuta conquista atraviesa mi rostro
y el oculto rostro que se enrojece
con el descifrado enamoramiento.
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