Ricardo Caballero de la Rosa
Huimos de la miseria de las cosas
y las negamos por su absurdidad
negándonos también
pero caemos en el problema
de saber lo que somos
y a nuestra rebeldía pedimos
un corazón rebelde en abundancia
o quedarnos parados con la culpa.
Entre esta tensión puse valor
entre caos y orden y mente
y mi corazón por respuesta
exulta aquel prodigio rebelde
que no se ajusta al orden
que desajusta el caos
que es todo crepitar mi máquina.
Rebeldía del no hoy y no siempre
corazón que acompaña y permuta
cuya presteza injusta simboliza
la variedad para mi cuerpo inerme
!ah! pero este fugaz
este pedazo de ironía de vida
es fuego de la piel y no traiciona
la conciencia porque es rebelde.
Se entrampa el corazón
porque suya es la lucha natural
ante la voluntad roída
mas no la lontananza
del bullicio y el cambio
sino la vanidad del nuevo
del caminar longevo.
No llevo corazón
ni aquel rebelde en mí
ni fin para este dorso
pues éste es quien me lleva
como caballo que asume
como propia montura alada
el azimut de su destreza.
Miré desde pequeño a la muerte
pero aunque pienso no la recuerdo
pues aire entró por vez primera
a los pulmones lívidos
como a quimera llega
su primera verdad.
Y en ese recordar
y traer al presente el rebelde
con colores y tactos y formas
ningún significado puro
ni perspectiva ni encuadre
me dejó la primera muerte.
Hoy la miramos frente
y de frente a los ojos
frente a su voluntad
como puente segundo
nos hacemos rebeldes
y darnos quizás un esférico
corazón hecho de ignotos recuerdos
y de conceptos sin timón.
Mi correo es ricardocaballerodelarosa@gmail.com