jueves, julio 4, 2024
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¿Qué pesará más?

En opinión de Federico Berrueto, si bien los partidos son necesarios y quizás indispensables con sus marrullerías y desprestigio, el 18F es la gran oportunidad para ciudadanizar el proyecto opositor.

La mañanera de la candidata presidencial opositora Xóchitl Gálvez revela un dilema: ¿Pesan más, los partidos y sus debilidades o la candidata en su empeño de representar a los ciudadanos? En su primera incursión matutina en medios cobran relieve las diferencias entre el presidente López Obrador y quien tiene la determinación de ser su sucesora. De ella, cuidado, mesura, rigor en las cifras, comedimiento y respeto a los medios. ¿Será igual o mejor que el presidente para conectar con la gente?

La competencia es dispareja. Él no sólo habla desde Palacio Nacional, tiene los medios oficiales y la cobertura de casi todos los medios nacionales. Nadie puede competirle al presidente. Sin embargo, sí hay una oportunidad y tiene que ver con la virtual impunidad social de la que ha gozado el presidente. Eso lo hace vulnerable a la verdad, sobre todo si es una dama que ha acreditado valor y se hace portadora de lo que muchos quisieran decir al presidente y al país. Otro aspecto por destacar es el valor de la noticia. Si la candidata opositora se refiere a temas de interés y valor periodístico y ella misma aporta noticia, la cobertura estará garantizada. No le ganará al presidente, pero sí mejorará su intención de voto en este absurdo periodo de intercampaña.

Los medios y muchos en la política, incluso simpatizantes de Xóchitl Gálvez resienten el abuso de los partidos en la definición de candidaturas. Hay enojo, pero Morena y sus aliados no hacen diferencia; son lo mismo. La candidata tiene que defender a los partidos que la postularon, como también lo hace Claudia con los suyos. Es parte del juego. Efectivamente, los partidos se sirvieron con la cuchara grande; eso estaba escrito. Lo que es peor, no fueron los partidos, sino sus dirigentes, hay muchos nombres de calidad que son excluidos porque el diseño de la partidocracia es tener subordinados, no representantes, al igual que López Obrador: verticalidad, sometimiento y lealtad ciega.

@Berrueto

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