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¿Qué nos lleva al consultorio del psicólogo?

Parece que el síntoma más frecuente que nos lleva a visitar a un médico es el malestar y el dolor físico; buscamos alivio lo más pronto posible porque el dolor no le gusta a nadie y tratamos de tratar el problema prontamente. El síntoma más común que nos lleva a buscar la ayuda psicológica y psicoterapéutica es algún tipo de alteración emocional que nos genera incomodidad, intranquilidad e inquietud y que ha empezado a afectar nuestra vida de relación cotidiana de una y otra manera. Los fármacos recetados por médicos y psiquiatras disminuyen esta sintomatología pero el problema debe ser tratado con psicoterapia so pena de consumir fármacos indefinidamente.

Aunque los estados emocionales alterados que identificamos con más precisión son la ansiedad y la depresión, también la incomodidad, la inquietud y otras alertas emocionales, se convierten en estados de ánimo alterados que interactúan entre sí para no dejarnos tranquilos. «No puedo dejar de pensar en lo mismo», «mi mente no me deja descansar», «esos recuerdos dolorosos siempre están presentes», «no me siento tranquila/o nunca», etc.

Nuestra mente está construida sobre emociones y pensamientos, que se articulan de muy distinta manera unos con otros dando lugar a creencias, fantasías, estrategias mentales, estados de ánimo, etc. y que al ser parte de nuestra experiencia subjetiva, nos sirven para regular nuestra interacción con la realidad de la que somos parte. El cerebro es un órgano que funciona 24/7 al igual que nuestros procesos mentales sólo que estos requieren pausas secuenciadas de descanso (sueño).

Darle un orden a las cosas, establecer prioridades, seleccionar metas futuras, satisfacer nuestras necesidades, establecer vínculos de todo tipo con otras personas, trabajar, integrarnos a un orden social, apropiarnos de nuestra identidad, reconocer nuestros alcances y límites individuales, son parte de las múltiples actividades con las que nuestra mente trabaja constantemente; cuando no podemos avanzar eficientemente en estos temas, nuestras emociones nos lo indican a su manera, generando esos estados emocionales alterados que nos llevan a la consulta.

Aunque las circunstancias a nuestro alrededor y los comportamientos de las personas muchas veces son las responsables de provocar estos estados emocionales alterados, no son responsables de su permanencia en nuestra mente, en todo caso pueden ser considerados como las «causas directas» o «los detonadores» de estos, ya que su impacto negativo, positivo o neutro, lo adquieren a través de un complejo proceso mental individual (que muchas veces se remonta a la infancia y que tiene que ver con daño emocional, inseguridad ontológica, asuntos inconclusos y necesidades insatisfechas entre otros) que les otorgan ese valor.

Aunque es posible, es muy difícil que la persona por sí misma tenga las herramientas, el tiempo y la disposición necesarias para reacomodar esas alteraciones mentales que van apareciendo a lo largo de la vida y que pertenecen a un nivel de abstracción distinto de aquel en el que se desarrolla su vida cotidiana. Por ese motivo, la atención psicológica se convierte en una opción óptima para corregir, reestructurar, sanar, redimensionar, variar el rumbo, comprender, etc., todas aquellas afectaciones y molestias psíquicas que te impiden seguir adelante de la mejor manera.

Por: Mtro. Alfonso Aguirre Sandoval

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