La Procesión de Viernes Santo en Puebla, tuvo su origen en la tradición de la época virreinal y que se realizó hasta mediados del siglo XIX. Procesión que se retomó luego de las prohibiciones de las Leyes de Reforma y se dio el reconocimiento de la Iglesia.
En 1992 volvió a organizarse la Procesión, algunos la llamaron del silencio, pero no lo es, es procesión de Viernes Santo y se realiza en el Centro Histórico, procurando mantener los elementos esenciales de su origen.
Las imágenes que salen son: Jesús Nazareno, la Virgen de la Soledad, Padre Jesús del templo del Santo Ángel de Analco, de esta imagen el párroco Palacios cuenta que la corona, soga del cuello y las puntas de la cruz realizadas en plata no las tenía, estaban en manos de particulares y cuando se enteraron de que iba a volver a salir en procesión las devolvieron, la Virgen de los Dolores y el Cristo de la Expiación del templo del Carmen.
Sin duda la imagen más venerada es el Señor de las Maravillas, que durante el año sigue atrayendo a miles de devotos, pero el Viernes Santo, va a la cabeza en contingente por la fe que la gente tiene, que le lleva flores y hacen el recorrido de la procesión con verdadera devoción.
El Señor de las Maravillas
Es la imagen que más visitantes tiene al año ya que se le atribuyen diferentes milagros.
Se encuentra en el Templo de Santa Mónica. Y se dice que las monjas agustinas lo obtuvieron en una rifa.
Originalmente estaba acompañado de dos sayones romanos quienes sostenían látigos, sin embargo, se desconoce el lugar donde quedaron dichos personajes, se cuenta que una monja al estar orando al Santísimo escucho que estaban golpeando a alguien al asomarse fue una sorpresa ver como los sayones golpeaban a la figura de Jesús, por lo que la población los separo de la figura y los quemó en el zócalo de la ciudad.
Cofradías y hermandades de los templos se hicieron cargo del traslado de la imagen en andas, que pesan más que la imagen, pero los fieles hacen estos sacrificios por sus propias necesidades.
La cofradía de los nazarenos es la encargada de las imágenes de Jesús Nazareno y el Señor de las Maravillas.
Acompañan a la procesión bandas de música que entonan canticos de tristeza, las famosas matracas, tambores y el caracol, lo que hace de esta una procesión muy espiritual.
Virgen de la Soledad
La Virgen de la Soledad está en el templo de la 13 oriente y 2 sur de la ciudad de Puebla. Cada año, es la imagen que encabeza la Procesión de Viernes Santo. La tradición cuenta que el mulato Manuel de los Dolores, criado del General, Diego de Santillana, conde de Casalegre, pidió a su amo una efigie de la madre de Jesús.
El conde al encontrarse en el Puerto de Cádiz, buscó en varios talleres y localizó a la imagen que hoy sale por las calles de Puebla.
En España, las religiosas no permitían su embarcación a la Nueva España, sin embargo, la superiora cayó gravemente enferma y desesperada juró que devolvería la imagen si sanaba, situación que sucedió, por lo que, permitió que llegara hasta Puebla. La gente le tomó devoción que construyó su templo con los
materiales que la gente traía del río.
El Señor de las Tres Caídas
A partir del 2012, el Señor de las Tres Caídas sustituyó a la del Señor de Analco. De acuerdo con el comité organizador, la sustitución se realiza luego de la petición de los fieles ya que la imagen del Señor de las Tres Caídas también está catalogada como una de las más milagrosas en Puebla, es una escultura labrada a finales del siglo XVII que representa la primera caída y se muestra con una rodilla en el suelo y la cruz sobre su espalda.
La Virgen de los Dolores
La Virgen de los Dolores se encuentra en el templo de El Carmen.
La obra quizá fue elaborada a finales del siglo XVIII, guarda las proporciones del neoclásico. Se le tiene en la capilla de Santa Teresa del templo conventual del Carmen, y tras su peregrinar en las procesiones aumenta su devoción.
Jesús Nazareno
La imagen de Jesús Nazareno se encuentra en el templo de San José, fue labrado del tronco de un árbol derribado por un rayo. Se dice que el artista que lo labró era alcohólico y en sus delirios echaba la culpa a Cristo de sus desgracias. Una noche cegado por el vicio, desesperado buscó un látigo, sin embargo, encontró una reata con la que descargó su furia en el cuerpo de madera.
Se dice que la escultura sangró como si el cuerpo fuera de carne y hueso. Ante el milagro, se le edificó una capilla en el templo de San José.
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