Dejé atrás muchas pieles para tener vida y la vida llenó de pieles las circunstancias en que me abandoné.
Aprendí a conocer mis sombras desde el temprano mundo de mis sombras, pero esas sombras allanaron los caminos de luz que luego aprisionaron entre sus miras los amores que nutrieron esas sombras.
Pieles y sombras acompañan mis tempestades y preparan los caminos cuando miro de frente para mirar atrás y dejar pasar mares y ciclos. Un nuevo tiempo vendrá cargado de riquezas, abundancia, trabajo y serenidad. Ya lejos está la previa experiencia y adelante mi Señor que camina conmigo.
Luego el espejo recordó mis sombras entre ojos y recuerdos y muertes y las pieles dejaron que sudores y arrugas abrieran esos caminos al azar. Mi suerte al quedar marcada llenó de esperanza mis arrugas y éstas dejaron atrás el tiempo. Las aventuras marcaron el futuro y este caminó hacia atrás a las tumbas antepasadas. Un sol renovado brilló y nuevas sombras aparecieron en esa piel constante de insomnio.
Cuando redactaba mi sueño perdí su noción.
Después leí: era un libro que moviéndose entre sus páginas regresaba al infinito para hacer coincidir esa línea recta con sus sombras y las pieles dejadas caer entre el recorrido de arenas disminuidas con el paso del tiempo.
¡Mis alas que llevo cargan de las sombras su altura y de las pieles su experiencia! Mi correo es ricardocaballerodelarosa@gmail.com