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Nuestras emociones y las redes sociales

Las redes sociales son un instrumento para ejercer el activismo político, el comercio, socializar, hacer propaganda o simplemente entretenernos. En algo coinciden los estudiosos del tema: a través de éstas se puede manipular, debido a que la web está plagada de información que mueve nuestras emociones.

Este movimiento o manipulación es aprovechada por el poder comercial y político, principalmente. En el campo comercial el neuromarketing es utilizado para incrementar las ventas en las grandes empresas. 

Ahora, si el objetivo es derrocar a algún gobierno o modificar la tendencia de una elección presidencial, o peor aún, usarlas para postear noticias falsas y acabar con la reputación de alguien, las redes sociales son el medio ideal para hacerlo.

Es sorprendente lo que puede hacerse a través de twitter, facebook, instagram, tiktok o youtube. El o la internet, es el lugar idóneo para ejercer el anonimato, las personas pueden tener dos, tres o los perfiles que quieran y subir lo que se les ocurra, incluyendo noticias falsas.

Por ejemplo, en el caso de twitter, los llamados bots, pueden inflar cifras respecto a los gustos o apoyo para ciertas ideas, hechos o situaciones, obteniéndose un “respaldo” que más bien sería dudoso.

Muchas personas creen todo lo que se les presenta en las redes sociales por eso es conveniente no dejarte engañar: analiza lo que se te está presentando, observa fechas o lugares en los que se posteó la información y recurre a otras fuentes para corroborar la información.

También considero que la comunidad digital, debe bajar las horas que pasa frente a una computadora o a un celular, por experiencia propia sé que alejarse del celular es motivo de ansiedad, es un instrumento indispensable para muchos. En el caso de los niños; cuando intentamos limitarles el teléfono celular, pegan de gritos como si les ocurriera un accidente, realmente asusta el enorme apego que le tienen.      

Y aunque nadie se ha muerto por utilizar las redes sociales, la verdad es que en ocasiones ya no se puede entablar una conversación de corrido o atreverse a ver a la gente en vivo. Pero lo más grave, según los amantes de la literatura es que estamos destruyendo la ortografía. Porque -en redes- hay que decirlo la mayoría escribe mal.

Es un hecho que la emociones le dan color y sabor a nuestra vida, son la clave e influyen en nuestro comportamiento, por ello, cada vez más empresas y políticos están interesados en saber cómo sentimos y cómo pensamos. La sociedad actual deberá acostumbrarse a las noticias falsas, éstas se difunden seis veces más rápido que las noticias verdaderas porque apelan a las emociones. Muchas de las personas se quedan con la idea falsa, las mentiras y la desinformación que no coinciden con la realidad, porque ven amenazado su sentido de pertenencia y en lo que creen. Es decir, omitimos información que nos resulta amenazante.

Por ello los invito a no revelar en nuestras redes, información sobre nuestros gustos, preferencias o aficiones, porque cuanto más saben de nosotros, más nos manipulan.

Un dato por demás interesante es que en China desarrolló un softwere para conocer desde la vía pública, las emociones en el rostro. Estamos exponiendo nuestras emociones en espacios públicos, lo cual podría reemplazar los sondeos de opinión en forma directa.

Un mundo nos vigila, “big brother” o el gran hermano nos ha dejado sin privacidad. Así que es un hecho, la realidad supera a la ficción.

comentarios: marumora222@gmail.com

twitter:@marumora7

María Eugenia Mora
Licenciada en Periodismo y Comunicación Colectiva por la Universidad Autónoma de México, María Eugenia Mora ha destacado por su trayectoria en medios como El Heraldo de México, La Voz de Puebla y El Sol de Puebla. De 1991 a 1995, fue reportera en las giras de los gobernadores Manuel Bartlett Díaz y Melquiades Morales Flores.Desde 2007, forma parte del Consejo Editorial de la revista ÚNICA y conduce el programa Cinco Mujeres en la XEHR. Además, es coautora del libro Crónicas de Puebla, 50 años, reflejando su compromiso con la narrativa histórica y cultural del estado.

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