La figura de Eva Perón quedó en la memoria de los argentinos debido a su gran carisma y capacidad de liderazgo, en una época en que las mujeres no tenían mayor protagonismo en la vida política. Se puede afirmar que su presencia puso a las argentinas en la escena pública de una manera inédita hasta ese momento. Por ello la aparición de Evita simbolizó para muchos la primera presencia femenina fuerte en la política de ese país.
Sin embargo, para otros no significó una transformación tan sustancial respecto al rol social y político de las mujeres. Fue la abanderada de los humildes, la jefa espiritual de la Nación. La más amada y la más odiada. Despertó pasiones y críticas; se convirtió en leyenda.
Su nombre escribió un capítulo único en la historia de la argentina del siglo XX. En el mundo, aprendimos a llamarla simplemente, Evita.
En América Latina, es una de las mujeres que más ha despertado interés en su vida y obra política; Eva Duarte de Perón fue considerada en su tiempo, como la más influyente en la historia política y social de Argentina y parte del continente. Su fama y lugar en la historia ha estado ligeramente oscurecida por la controversia, acerca de sus verdaderos «intereses» políticos y por leves manchas de su pasado.
Pero lo que sí es innegable, es la profunda influencia mística, cultural, social e histórica que para el pueblo Argentino, de antes y de ahora, «Evita» representa.
Popularmente conocida como Evita; la segunda esposa del tres veces presidente argentino Juan Domingo Perón, suscitó admiración y simpatías por su atención a las clases populares. Nació el 7 de mayo de 1919 en Los Toldos, Buenos Aires, Argentina. Muchacha humilde, hija ilegítima de doña Juana Ibarguren y del estanciero Juan Duarte, era dueña de una voluntad de superación formidable.
Llega a Buenos Aires en 1935 decidida a ser actriz, entre vaivenes de miseria y humillaciones. Trabaja en pequeños papeles de cine y radioteatro, hasta el encuentro con Perón, cuando el “coronel de los trabajadores” participa junto a un grupo de artistas para ayudar a las víctimas del terremoto de San Juan. El amor es fulminante. Perón, viudo de su primera esposa, soporta las críticas de sus camaradas de armas porque convive con la joven actriz. Se casan en noviembre de 1945 y ella comienza a aparecer en todos los actos oficiales para escándalo de la oligarquía tradicional. La Sociedad de Beneficencia, monopolizada por las damas de la clase alta se niega a admitirla como presidente honoraria.
La Fundación Eva Perón, es creada en 1949, y es a partir de las tareas de ayuda social que, absorbe las actividades de la Sociedad de Beneficencia en asilos y orfanatos y las multiplica en todo el país. Con la idea de desterrar la palabra “caridad” y sustituirla por “ayuda social”. Evita convierte a la Fundación en su lugar de trabajo. No rehúye al contacto físico con los enfermos, ancianos, y necesitados. Su discurso es agresivo, pasional y su voz ronca oscila entre el amor al “humilde pueblo trabajador” y el odio a la “oligarquía vende patria”.
Otro gran logro de Evita fue que las mujeres en Argentina pudieran ejercer su derecho al voto. Así en 1951 por primera vez acuden a las urnas siendo ejemplo para América Latina y Europa.
“…Yo no valgo por lo que hice, yo no valgo por lo que tengo o por lo que soy…. Yo les agradezco todo lo que ustedes han rogado por mi salud…. Yo no quise ni quiero nada para mí…” Evita se encontraba enferma de cáncer desde inicios de 1950. No se atendió a tiempo. Cuando se operó ya era tarde. Murió el 26 de julio de 1952, luego de una larga agonía y de apariciones públicas y discursos.
Su fallecimiento generó duelo nacional. Sus restos fueron embalsamados para permitir la perpetuación del culto de “Santa Evita”, la “Abanderada de los humildes”, la “Jefa espiritual de la Nación”. Pero dejo un último mensaje a su pueblo; que la inmortalizó para toda la eternidad “NO LLORES POR MÍ, ARGENTINA”