Holi, les cuento:
Por la mañana del 01 de enero, casi me infartó cuando me vi en el espejo.
Mi cara ya no era la de días atrás.
Estaba ojerosa y con una ligera papada naciendo debajo de mi cuello.
Me seguí mirando y en la orilla de mis ojos descubrí unas pequeñas líneas que popularmente se conocen como arrugas.
Cuando bajé a la sala, una de mis sobrinas me tomó del brazo al ver mi dificultad para moverme.
Fui a la tienda por algo de pan y el tendero ya no me dijo «güerita» como lo hizo todo el 2022, sino «Doñita», no se cómo me contuve y me tragué mi bilis.
Entonces descubrí que el 2022 había llegado a los treinta y las fiestas decembrinas me estaban recordando que mi cuerpo ya no soporta excesos.
Decidida comencé a hacer una lista de lo que tengo que hacer este año para lograr la juventud eterna.
Lo primero es cuidar la alimentación: no se cómo le haré para que de un día a otro dejen de gustarme los chocolates, los pasteles de zanahoria y las conchas con nata.
Cómo me voy a negar a las palomitas y los nachos cuando vaya al cine.
En segundo lugar, debo hacer ejercicio: pararme temprano para ir a correr será todo un reto, levantar pesas servirá para mis músculos y 100 sentadillas al día levantarán mis glúteos (no todo está tan mal)
Debo dormir las horas adecuadas, no menos de seis ni más de ocho: adiós a mis maratones nocturnos de Netflix y a las reuniones a altas horas de la noche. Todo sea por conservar la reputación y la belleza.
Justo estaba pensando qué más debería hacer cuando recibí una llamada. Era mi amiguita que me invitaba al recalentado en su casa de La Vista.
Con ella la comida y los postres son de otro mundo.
Los chismes siempre están al máximo y las desveladas son obvias.
Entonces vino a mi mente la frase de Enrique Peña Nieto: «¿Qué hubieran hecho ustedes?».
Yo: a mi no me importa que el señor de la tienda me diga «Doñita».
La Chica Única