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Mi niñez…

A propósito del día del niño me puse a recordar mis años de niñez; recordé las tardes interminables en el patio jugando con los vecinos, sin fobias, sin prejuicios, solo había extrema energía, imaginación interminable y la única preocupación era quién sería el siguiente en el juego de escondidas. Recuerdo la libertad de correr, de explorar, de ser simplemente niña.

Sin embargo, al mirar a mi alrededor y observar las infancias actuales, no puedo evitar sentir una profunda nostalgia. ¿Dónde quedó esa inocencia, ese espíritu libre que caracterizaba nuestra infancia? Hoy en día, los niños están encadenados a pantallas, cautivos de un mundo virtual que les roba la oportunidad de ser niños de verdad.

Es desgarrador no ver no solo cómo las nuevas generaciones ven el mundo a través de sus dispositivos móviles, sino que son bombardeadas con contenidos hipersexualizados desde una edad temprana. Se les empuja a crecer demasiado rápido, a enfrentar preocupaciones que no deberían ser parte de su mundo infantil. ¿Qué ha pasado con la magia de la niñez, con la inocencia de los juegos en el parque?

Como mujer, también recuerdo las presiones de belleza y los roles de género que condicionaron la infancia en mi época. Pero mientras que antes enfrentábamos estereotipos restrictivos sobre cómo debíamos lucir y comportarnos, las niñas de hoy se enfrentan a un nuevo desafío: la exposición temprana a contenidos sexuales inapropiados.

No pretendo negar la importancia de la educación sexual, pero ¿dónde está el límite entre la educación y la explotación? ¿Por qué nuestros niños están siendo privados de su derecho a una infancia inocente? Porque todos los vicios y perversiones están al alcance de un click y muchas veces los padres no lo saben y no le regulan simplemente porque no lo conocen.

En este Día del Niño, mi deseo es que podamos recuperar la esencia de la infancia, que podamos devolverles a los niños el regalo más preciado: la libertad de ser ellos mismos, de jugar, de soñar, de explorar el mundo sin miedo ni prejuicios. Porque solo así podremos construir un futuro donde la inocencia no sea un lujo, sino un derecho fundamental.

La Chica Única

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