Hablar sobre mi historia personal con los libros y la lectura que realizo cotidianamente, me representa una gama de variadas posibilidades que en sí misma me ha provocado que no tenga un gusto definido por determinados temas; alguna vez en una conversación me preguntaron y a ti que te gusta hacer: a lo que respondí pues me gusta todo: cocinar, leer, hacer ejercicio, aprender sobre todos los temas y es igual con la lectura, ya que me gustan los temas positivos, los de política y los que muchos llaman con cierto desdén: superación personal. Pasando por la lectura de la Biblia y por supuesto algunos libros de poesía.
Pero mi relación con la literatura proviene desde joven; de los 16 a los 20 años, leía un montón de novelas, narrativa. El Beso de la Mujer Araña, Lobo Estepario, La Insoportable Levedad del Ser, a lo lejos recuerdo Música para Camaleones de Truman Capote (en su momento me impresionó), La madre de Máximo Gorki, Ana Karenina, Pedro Páramo, El Zarco y Navidad en las Montañas, Sangre Azteca, Hasta no verte Jesús Mío y así sucesivamente, sin rumbo ni un gusto por ningún autor o autora.
Cuando me hice más adulta, comenzó mi gusto por la lectura llamada de superación personal, con varios títulos como: El Vendedor más rico del mundo, Cuando nada nos basta, El Rinoceronte, El Juego de la Vida y Cómo Jugarlo, Cómo Curar Tu Cuerpo -este es de metafísica- Sincrodestino, Las Siete Leyes Espirituales del Éxito y otros más que me gustaría enumerar pero por falta de tiempo hasta aquí la dejamos. Pero a la par, también me ha gustado leer sobre política y es que tal vez eso lo traigo un poco en los genes, porque mi abuelo paterno, Antonio Mora, era Jefe Político en la zona de Poza Rica, Veracruz.

En este último rubro he disfrutado libros como: Los Amigos del Presidente, Felipe el Oscuro, Mis Generales de Isabel Arvide, y recientemente A Mitad del Camino. En sí, creo que mi relación con la lectura ha tenido diversidad y la verdad si me gustaría contar con cierta especialidad; sin embargo, no puedo evitarlo y me agrada saber de todo un poco.
En cuanto a la lectura para niñas y niños tengo algunos, porque he comprado algunos para mi hija Camila y fue hasta que nació, que me interesé más por ellos, ya que hay elegirlos con mucho interés y empeño, esto para no alejar a nuestros hijos o niños, el gusto de la lectura.
Le comparto que estoy tomando un taller en el que he aprendido a fomentar la lectura en familia. Por ello, les presentamos una selección de preguntas a partir del enfoque Dime del autor Aidan Chambers, todas sus preguntas las empieza con “Dime,…” ya que considera que es una forma amable de iniciar una conversación.
“Es un enfoque pensado para que los niños y las niñas aprendan a conversar, esto quiere decir hablar pero también escuchar lo que dicen los otros. Si deseas fomentar la lectura, con gusto voy a reproducir algunas preguntas básicas que te ayudarán a iniciar una conversación: Por ejemplo puedes iniciarla con: ¿Qué cosas te han gustado de este libro? ¿Qué no te han gustado/te ha disgustado? ¿Hay algo que no habías visto nunca en un libro? ¿Hubo algo que te desconcertó? ¿Hay algo que no has entendido?”.

“También hay preguntas generales: ¿Hay algo de lo que sucede en este libro que te haya pasado a ti? ¿Mientras estabas leyendo, “viste” la historia sucediendo en tu imaginación? ¿Leíste el libro de un tirón o por partes? ¿Te gustaría volver a leer el libro? ¿Se lo recomendarías a algún amigo o amiga? ¿A qué amigo? ¿Qué le dirías para que tenga ganas de leerlo?” (www.aldealibros.com).
Esto sólo es una parte de la teoría, pero la práctica es lo más importante: leer en voz alta para quienes ustedes gusten. En sí, creo que los libros, nos abren un mundo de posibilidades y se vuelve un placer abrir uno y encontrar sorpresas; como cuando leí: “Los Diez Negritos de Agatha Christie”, que me mantuvo todo el tiempo pegada al texto, porque no se sabe quién es el asesino hasta el final.
Me parece que cuando muy joven lo hacía porque me sentía un poco sola y los libros eran una especie de compañía y después me gustó conocerme a mí misma. Actualmente leo porque me gusta y porque es una forma hermosa y afectiva de entablar vínculos con mi familia, pero recuerden: podemos saber la historia de todas las civilizaciones, sin embargo, cuando no sabemos quiénes somos como familia perdemos la valiosa oportunidad de anclar nuestras raíces, nuestra esencia y todo lo que nuestra historia personal puede contar y que tal vez interese a otros.
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