Lágrimas y penas son de mar
que inalcanzable traza el liminar
necesario y vital que sostiene
la cuota de paz y amor que mantiene
la identidad de misterio marino
con que se cubre de gloria y tierra.
Es la simpleza del agua coloquial
pero en su acumulación original
es ente que agota los pálidos
confines que cierran los cantos
acompasados de la luna
áspera y enamorada
que la tiene para sí de broche
y enjabonar tibia noche
con cargas humanas y debutantes
desechos como habitantes
disecados que pululan
entre sus límites frente al oscilar
y que la despoja de inanición
para hacerla adoración
y yerro ascendente de fantasmas
que como burbujas sufren traumas
sin llevar más nada que rutinas
en el círculo que encierra su bondad.
Mar le llaman como la majestad
pero en su dominio era inmensidad
con un muro como espejo
y una línea imaginada que dejo
de cortejos y faroles
amaestrada por los ángeles
pero su hábitat conforma historias
entre vibraciones y formas
que retoman voluntades
que lo hieren de inconformes
de una tierra que despoja
lastres y estiércol juntos
pero calma su tonsura
vibrante de esa mortuoria ternura
y el cuerpo astral simulado
con que rota el costillar dotado
de una cobijada extenuante y vital
como de un inhabitual del vivir.
Soy mar con él y en él somos saciedad
que funde mi obscuridad
donde tiemblan mis creaturas
cual si fueran las hechuras
que vibran como él y renacen
entre la fiebre y sus brisas
y al pisarlo evoluciono en espera
de su pulcra calavera
que en arena vierte los ineptos
signos de mi nombre y sus conceptos
tan impensados tal si recuas
me viajaran día y noche
y soy venas de ese mar
en que deambula pasión y andar
y temores hechos y fingidos
y retornan los amigos
con las olas de sorpresas
enredados en constantes vaivenes.
Mi correo es ricardocaballerodelarosa@gmail.com
