Constantemente me cuestiono sobre el hecho de que la sociedad tiende a ver como desecho a las personas que llegan a la vejez, y aunque este hecho no debe generalizarse, si podemos afirmar que el maltrato a las personas mayores es un problema importante de salud pública, lo sustentan las cifras que maneja la Organización Mundial de la Salud.
De acuerdo con una revisión de 52 estudios realizados por la OMS, en 28 países de diversas regiones, una de cada seis personas de 60 años o más (el 15,7% de este grupo de edad) sufrieron alguna forma de maltrato.
Cada vez son más los datos que indican que la prevalencia del maltrato a las personas de edad, tanto en la comunidad como en las instituciones, ha aumentado y este tipo de conductas se dispararon durante la pandemia de COVID-19, que según algunos estudios aumentaron hasta en un 84%.
En México, información publicada en la gaceta UNAM, refiere que un tercio de los adultos mayores sufren algún tipo de maltrato que puede ser físico, emocional, sexual, económico o por negligencia. Las personas mayores son particularmente vulnerables a esto, debido a su fragilidad física, aislamiento social, dependencia de otros para el cuidado, deterioro cognitivo y escasez de ingresos. Situaciones que se pueden generar en todos los ámbitos de la sociedad, aquí no hay distinción.
Un ejemplo impactante sobre el maltrato y vulnerabilidad a los adultos mayores fue lo que le sucedió a la escritora, poeta y bailarina Francisca Moya Luna, conocida como Nellie Campobello, quien nació en Durango alrededor de 1909. Con amplio reconocimiento por sus obras como Cartucho o Las manos de mamá, además de referente en el ámbito de la danza en la época.
En la década de los ochenta, Nellie Campobello ya era una eminencia y referente institucional de la danza y la escritura. Sin embargo, un día repentinamente desapareció. Tenía aproximadamente 82 años de edad cuando dejó de frecuentar los lugares a los que solía asistir.
Se supo que Nellie estaba al cuidado de su alumna María Cristina Belmont y su esposo Claudi Fuentes Figueroa, quienes se convirtieron en directores del Ballet de la Ciudad de México, que habían fundado las hermanas Campobello. Los esposos lograron apoderarse de la casa de la bailarina, donde la privaron de su libertad durante varios años. Las ocasiones que Nellie lograba salir, se le veía deteriorada y no correspondía a su habitual forma de vestir y actuar. En una entrevista de radio UNAM con la periodista Elvira García, ésta señaló que pudo constatar a una Nellie fuera de sus facultades físicas y mentales. La periodista relató que Nellie declamó el poema: A Rooseveltde memoria y después se echó a llorar.
“En otra entrevista, Campobello declaró que estaba bajo voluntad propia de la pareja y dijo en repetidas ocasiones que no estaba secuestrada, eso lo manifestó sin que nadie se lo preguntase. A su vez, la pareja declaraba que la artista quería evitar reflectores y el morbo de los medios de comunicación. Después se descubrió que dichas declaraciones las hicieron cuando Nellie tenía 12 años de haber fallecido. En 1998, tras largas investigaciones y un operativo de rescate de pinturas de Diego Rivera y José Clemente Orozco que Nellie poseía, el cuerpo de la bailarina y escritora fue encontrado. Se presume que murió en 1986, mientras se encontraba desaparecida”. (extracto del curso web del Fondo de Cultura, Escritoras Indómitas).
Cuántas historias trágicas existen en nuestro ámbito parecidas a la de Nellie Campobello, ante ello, y siendo día del adulto mayor o de los abuelos, reflexionemos como sociedad en torno al futuro para este sector poblacional, sobre todo en México en el que en un par de décadas la gente será predominantemente adulta. Las decisiones que hoy se tomen será cruciales para desarrollar programas que atiendan a dicho sector. En este sentido, celebro que la presente administración federal haya instituido la pensión universal para los adultos mayores con lo cual –en parte- se dignifica y honra la vida de los abuelos.
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