Los nombres de Goya, Velázquez o El Greco están asociados con la pinacoteca más famosa, pero también hay mujeres que forman parte de la historia del museo.
Retrato de la reina Ana de Austria.
¿Eres capaz de citar a cinco pintores famosos? Seguro que sí. Pero, si hablamos de mujeres, la cosa se complica, y poca gente es capaz de citar alguna pintora más allá de Frida Kalho. Y es que, al igual que en otras disciplinas, el papel de la mujer en el mundo artístico ha estado frecuentemente relegado al de musa o modelo. No es que no hayan existido pintoras o escultoras, sino que, al ser oficios masculinos, no estaba bien visto ni reconocido que una mujer se dedicara a ellos. Como ocurre en la literatura, muchas firmaban con pseudónimos masculinos, y el talento de otras se atribuyó a sus maridos, a sus padres o a sus maestros.
La validez de las mujeres no ha sido reconocido nunca: los historiadores, los críticos de arte, los conservadores… todos eran hombres, y por eso son hombres los que aparecen en los libros de texto. No ha sido hasta hace pocos años que se ha empezado a rescatar las obras de pintoras y escultoras de gran talento y a poner sus nombres en el lugar que les corresponde.
Una muestra del olvido al que han sido sometidas las mujeres artistas a lo largo de la historia lo tenemos en el Museo del Prado: de sus cerca de 8.000 obras catalogadas, solo encontramos expuestas las obras de tres pintoras: Sofonisba Anguissola, Clara Peeters y Artemisia Gentileschi, si bien en sus almacenes reposa el trabajo de cerca de treinta mujeres más. Para rendir homenaje a esas artistas injustamente olvidadas por la historia, y con motivo de la celebración de su bicentenario, el Museo del Prado expondrá al público sesenta obras de Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. La muestra se expuso del 22 de octubre de 2019 al 2 de febrero del 2020.
“Se trata de pintoras que alcanzaron reconocimiento y notoriedad entre sus contemporáneos, a pesar de y al mismo tiempo, por ser mujeres. Ambas supieron romper con los estereotipos que la sociedad asignaba a las mujeres en relación con la práctica artística y el arraigado escepticismo sobre las capacidades creativas y artísticas de la mujer”, han indicado los organizadores de la exposición.
Isabel de Braganza y la fundación del Museo del Prado.
Parece que fue Isabel de Braganza, sobrina y segunda esposa de Fernando VII, quien impulsó a su marido para reunir las obras de arte de las colecciones reales en el edificio Juan de Villanueva. Ella nunca llegó a verlo abierto, pues fue inaugurado un año después de su muerte, pero seguramente, sin ella, hoy no existiría el Museo del Prado tal y como lo conocemos.
La obra de la imagen, expuesta en el Museo del Prado, es María Isabel de Braganza como fundadora del Museo del Prado, de Bernardo López Piquer (1829).
Sofonisba Anguissola.
Sofonisba Anguissola (1532-1625) fue una de esas pocas pintoras que fue reconocida en su época y, además, pudo vivir de su pasión. Lo hizo gracias a su padre, un noble de Cremona (Italia), que animó a todos sus hijos a cultivar su talento.
Sofonisba llegó a conocer al mismísimo Miguel Ángel durante una estancia en Roma con 21 años. En sus obras abundan los retratos y los autorretratos, como el de la imagen, pintado en torno al 1554.
Isabel de Valois sosteniendo un retrato de Felipe II (1561-1565).
Sofonisba Anguissola residió varios años en España, donde acudió para trabajar como dama de compañía de la reina Isabel de Valois, con quien estableció una gran complicidad.
Sofonisba no firmaba sus cuadros, por lo que muchas veces se hace muy difícil la atribución, pero se piensa que este de la imagen, expuesto en el Museo del Prado, pudo ser de la artista italiana.
Felipe II (1565).
Este retrato del monarca sí que es atribuido con mayor seguridad a Sofonisba Anguissola, y es una de sus obras más elaboradas.
Clara Peeters.
Clara Peeters (c., 1590-después de 1621) fue una pintora flamenca de cuya biografía se conocen muy pocos detalles. En su obra abundan los bodegones y en muchos de ellos se pueden observar pequeños autorretratos dibujados en el reflejo de las copas, quizá un intento de reivindicarse en un mundo dominado por hombres.
En la imagen vemos un posible autorretrato de la artista.
Bodegón con flores (1611).
Se conservan muy pocos cuadros de Clara Peeters. El Museo del Prado posee en su colección cuatro de sus bodegones, y el único expuesto en la galería es el de la imagen, cuyo nombre completo es: Bodegón con flores, copa de plata dorada, almendras, frutos secos, dulces, panecillos, vino y jarra de peltre.
En la copa dorada y la jarra de peltre la artista pintó su autorretrato: tres veces en la copa y cuatro en la jarra.
Artemisia Gentileschi.
Artemisia Gentileschi (1593-1652) fue una pintora barroca italiana que consiguió convertirse en una pintora de mucho éxito al servicio de personajes tan importantes en la época como Cosme II de Médici. Fue respetada en la profesión hasta el punto de ser admitida en la Academia del Diseño de Florencia en 1616.
La imagen corresponde a su Autorretrato como alegoría de la pintura, expuesto en la Royal Collection (Reino Unido).
Nacimiento de san Juan Bautista (hacia 1635).
Esta es la única obra de Artemisia Gentileschi que posee el Museo del Prado. Representa a San Juan rodeado de un grupo de mujeres que lo atienden. En un segundo grupo de figuras, a la izquierda, se observa al anciano Zacarías delante de Isabel recostada en el lecho.
El cuadro forma parte de una serie de pinturas encargadas en Nápoles con destino al Palacio del Buen Retiro de Madrid.
Con información de Muy Interesante