La cultura de la transparencia es un tema importante en México, sobre todo porque la percepción social ha cambiado desde el momento en que se promulgó la Ley en esta materia en el año 2013. El resultado de la primera Ley Federal de Transparencia marcó el inicio de una serie de acciones legislativas, políticas públicas y decisiones jurisdiccionales que trajeron consigo un fortalecimiento a la democracia mexicana.
Podemos afirmar que sin transparencia no habrá un verdadero combate a la corrupción, misma que no tiene que ver sólo con las instituciones de gobierno, sino con las empresas privadas. Pareciera que todo este aparato burocrático -que en su momento tuvo una justificación legítima para alentar y obligar a que las instituciones y organismos que manejan recursos públicos informen su actuar a la sociedad- ahora se ha visto acotado.
En lo personal pareciera que existe una especie de estancamiento en los resultados en materia de transparencia; el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública me parece que ha tenido ciertas dificultades para operar en forma institucional. Para nadie es un secreto que los miembros y titulares de ese organismo, han sido proclives a administraciones anteriores al actual gobierno.
Pero regresando al tema, como la transparencia está relacionada con el Sistema Nacional Anticorrupción no podemos dejar de comentar que hace unas semanas en Puebla se llevó cabo el Foro de Buen Gobierno y Anticorrupción en el que los titulares de las Fiscalías Anticorrupción de la región golfo-centro, Hidalgo, Oaxaca, Puebla y Tlaxcala se reunieron para hablar del tema.
Ahí se les dijo a todos los funcionarios y servidores públicos asistentes, que más allá de un asunto de leyes, ser o no ser corruptos es un tema de integridad y responsabilidad moral de cada quien. Diputados, presidentes municipales, rectores, gobernador y particulares, tienen la encomienda de servir a la ciudadanía bajo principios y valores que deben cumplir obviamente evitarían sanciones administrativas o penales.
También se dijo que es peligroso hablar de estadísticas, sin embargo, hoy ocupamos el nada honroso 126 lugar de 180 países en materia de corrupción, existen otros índices más objetivos como el de impunidad y de gobierno abierto.
En lo que compete a la percepción que existe de nuestro país, de este 126 lugar, pues esto significa que hay una gran tarea por hacer para combatir la corrupción.
Se explicó que el objeto de la ley es establecer la certeza jurídica para generar una sanción por la que pueden incurrir por omisión o actuación los servidores públicos. Y algunos avances en materia, como el hech0o de que actualmente también los candidatos a puestos de elección popular, miembros de equipos de transición, representantes sindicales de organismos públicos y miembros de equipos de campañas, pueden ser sancionados penal y administrativamente si no transparentan sus recursos. Así de importantes son estas reformas.
En suma, la corrupción es un flagelo que nos afecta a todos como sociedad, es por ello, que cada persona debe comprometerse y denunciar desde su trinchera actos que tengan que ver con malas prácticas en los gobiernos, sindicatos y organismos descentralizados, sólo así podemos ver una sociedad más justa y transparente y menos corrupta.
Hay que decirlo y decirlo fuerte, la corrupción no sólo es del funcionario que recibe un soborno, también existe corrupción en el ámbito privado y de quienes ofrecen dinero a cambio de agilizar o hacer negocios al amparo del poder, por ello, de todos depende que en México -si no se erradican- disminuyan estas malas prácticas.
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