¡Hoy México hizo historia! Finalmente, tenemos a una mujer en la presidencia.
Claudia Sheinbaum, la Dra. de las ciencias, ha tomado protesta como la primera presidenta de nuestro país.
Pero antes de que nos emocionemos demasiado y queramos ponerle la corona de “lo logramos”, la realidad nos sacude: ser la primera presidenta no es sólo una victoria simbólica; es enfrentarse a un país que sangra.
Sí, Sheinbaum entra al mando de un México herido, con más de 110,000 personas desaparecidas, donde millones de mujeres viven bajo la sombra de la violencia. Un México con un desempleo creciente, un sistema de salud que, aunque nos lo vendieron como el de Dinamarca, apenas está agarrando forma, y una justicia que, más que ciega, es misógina y corrupta.
La ceremonia de su toma de protesta estuvo llena de simbolismos, pero lo más emocionante fue ver cómo otra mujer, la icónica Ifigenia Martínez (¡94 años y rockeando la banda presidencial!), le entregó el símbolo del poder.
Y claro, en un país donde ser mujer en la política aún es visto como algo excepcional, este momento fue pura magia. No es cualquier cosa ver a la madrina de la izquierda mexicana pasar la estafeta a una científica que, además, viene a romper moldes. Pura historia en movimiento.
Y hablando de romper moldes, Claudia fue clara en su discurso: “Lo que no se nombra, no existe”. Pidió que se le llame presidenta, con A bien marcada, y que las ingenieras, doctoras, arquitectas, y todas las profesionistas también sean nombradas en femenino.
En un país donde las mujeres hemos tenido que luchar hasta por el lenguaje, esto es un detalle, pero un detalle que nos hace saber que su agenda es feminista y que quiere marcar una diferencia.
Pero seamos realistas, Claudia no lo tiene fácil. Aunque ganó con más votos que su padrino político, AMLO, no cuenta con las mismas simpatías. La sombra del “caudillo” es larga y pesada, y aunque López Obrador dice que se retirará a su rancho, las expectativas son otras.
Todo el mundo espera ver si Sheinbaum puede desprenderse del cobijo de AMLO o si gobernará bajo sus órdenes. El pueblo lo quiere tanto que Claudia va a tener que enfrentarse a una comparación constante y sofocante.
Lo que queda en el aire es si Claudia logrará gobernar en sus propios términos, si podrá tomar las riendas y hacer historia no sólo por ser la primera presidenta, sino por ser la presidenta que llevó a México a otro nivel, la que enfrentó un país en crisis y supo darle un nuevo camino. El tiempo dirá si esta historia será solo un capítulo más o el inicio de un verdadero cambio.
Pero, por ahora, celebramos. Celebramos que una de nosotras está ahí. Celebramos que el techo de cristal ha sido roto, pero sabemos que aún queda un largo camino por recorrer.