Por María Eugenia Mora
El materialismo es una ideología que domina en casi todas las actividades del ser humano y ha permeado significativamente en nuestra sociedad de consumo en la que se fomenta la división del trabajo y el éxito individual. Ante esta situación es sumamente complicado saber parar o reflexionar en torno a las compras diarias que realizamos en forma condicionada.
Por supuesto, los medios de comunicación juegan un papel fundamental en ello y difunden, mejor dicho, bombardean a las personas con comerciales y publicidad que sin darnos cuenta controlan nuestra manera de consumir.
Estuve revisando de la Biblioteca Centenaria de la SEP en temas actuales, como es el consumismo y encontré lo siguiente:
El consumismo puede ser un problema importante para las personas, ya que esta forma de ver el mundo que nos rodea nos lleva a realizar compras sin sentido, un estilo excesivo para adquirir objetos y productos que se vuelven el centro de nuestros intereses, pensando en que podrán satisfacer necesidades inmateriales como el afecto, la alegría o el reconocimiento.
En el libro de Antonio Gala A quien conmigo va, el autor ejemplifica a una compradora compulsiva y dice:
“Desengáñate: la libertad sólo sirve para ir de compras; la democracia para elegir entre artículos idénticos; y la felicidad no es más que entrar en un local atiborrado de ofertas y quedarte con la que más te apetece…Nada te distrae tanto de los problemas. Luego viene el problema de pagar… Sentimos una compulsión, una llamada periódica e irrefrenable que nos mueve a pelear unos con otros por comprar lo mismo. Nos sea preciso o no: lo que nos es preciso es la compra en sí”.
Fanático a la compras
Las personas adictas a las compras gastan más de lo tienen, son acumuladores y en ocasiones tienen cosas y objetos aún con la etiqueta y envoltorio original, esconden sus compras para evitar reproches y suele decirse que son regalos, pero no sólo eso, aumenta el malestar con uno mismo por las compras y muchas veces se sienten culpables. Además, esta conducta compulsiva da lugar a problemas de índole psicológico y económico, como el endeudamiento, la ansiedad por comprar, la depresión después de haber comprado, baja autoestima, culpabilidad y también deja una sensación de incompetencia.
Una de tantas historias de un comprador compulsivo que dice: “mi madre solía comprarme cosas para que tuviera la boca cerrada y me sentía culpable porque me gustaban las cosas que me regalaba, pero sabía porque me las compraba”. ¿Qué fuerte, no les parece? En el fondo de estas conductas, muchas veces existe una razón sentimental más profunda.
Pero no todo está perdido, te sugerimos algunas estrategias para evitar que consumas de más: Variar los usos del tiempo libre (no siempre acudir a los grandes almacenes), también comprar con una lista previa que hayas analizado, rechazar regalos o pruebas que te dan en tiendas, como una táctica para atraer tu atención y obviamente darle el justo valor o la motivación que tienen tus familiares al hacerlo.
Por último, les diré algunas técnicas de la mercadotecnia empleadas en los centros comerciales: evitan ventanas, relojes o cualquier elemento que distraiga las compras.
Emplean superficies extensas, a mayor recorrido, mas gastamos en productos que muchas veces no teníamos pensado comprar.
Crean sensaciones sensoriales placenteras, música, degustaciones, pruebas gratuitas, uso adecuado de colores, etc.
En cuanto a las compras espontáneas o por impulso se diseñan puntos de atracción y góndolas de productos.
Así que ya lo sabe, la próxima vez que acuda a un centro comercial, mejor analice a detalle como lo están provocando para que consuma lo que no necesita.
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