En el panorama internacional, el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha reavivado tensiones comerciales, especialmente con países clave como México, Canadá y China. La reciente imposición de aranceles ha generado incertidumbre en los mercados globales, lo que llevó a Marcelo Ebrard, Secretario de Economía de México, a viajar a Washington con miras a una negociación exitosa. Pero, ¿qué hay realmente detrás de estas nuevas políticas comerciales?
Los aranceles anunciados por Trump se enfocan en sectores estratégicos:
- Automotriz: Se impusieron aranceles del 25% a vehículos y autopartes provenientes de México y Canadá.
- Agroindustrial: Productos como aguacates, tomates y productos cárnicos también enfrentan mayores costos al cruzar la frontera.
- Tecnología y Electrónica: Componentes clave importados de China y otros países asiáticos han sido gravemente afectados.
Según estimaciones del Banco Mundial, esta política podría provocar una caída del 1.2% en el PIB de México si no se logra una negociación favorable en los próximos meses. Además, se prevé que el encarecimiento de insumos y productos manufacturados afecte directamente a los consumidores en Estados Unidos.
El discurso de Trump ha sido claro: fortalecer la producción interna y disminuir la dependencia comercial con otros países. Sin embargo, detrás de esta narrativa proteccionista hay otros factores relevantes:
- Consolidación del Poder Político: Tras haber ganado la reelección, Trump busca consolidar su influencia política mediante medidas económicas que refuercen su base electoral, especialmente en sectores industriales y agrícolas clave.
- Presión Geopolítica: China, como rival económico directo, es uno de los principales objetivos de esta política. Al elevar los costos de importación desde este país, Trump busca debilitar su presencia en el mercado norteamericano.
- Táctica Negociadora: Con estas medidas, Trump genera presión para obtener concesiones comerciales más favorables en tratados como el T-MEC, apuntando a revisar aspectos que considera perjudiciales para su país.
Hasta ahora, la presidenta Claudia Sheinbaum ha logrado detener de forma estoica la aplicación de los aranceles a productos mexicanos, demostrando firmeza en su postura negociadora. En una asamblea informativa realizada en el Zócalo de la Ciudad de México, Sheinbaum reafirmó su compromiso de defender los intereses económicos del país.
En columnas anteriores he señalado que uno de los pasos más importantes para México es diversificar sus mercados y no depender excesivamente de Estados Unidos. Algunas acciones clave que México debe implementar incluyen:
- Ampliar relaciones comerciales con Europa, Asia y América Latina.
- Fortalecer el sector agroindustrial para aumentar su competitividad internacional.
- Impulsar la inversión en tecnología e innovación para atraer a empresas que busquen nuevas cadenas de suministro más cercanas a EE.UU.
El viaje de Marcelo Ebrard a Estados Unidos es una pieza clave en este complicado tablero comercial. México debe negociar con firmeza, pero también acelerar sus estrategias para fortalecer sus vínculos económicos con otros mercados. La diversificación es la mejor defensa ante estas políticas proteccionistas que, si bien hoy impactan nuestra economía, también representan una oportunidad para consolidar nuevas rutas comerciales más sólidas y sostenibles. Cuando las mujeres lideran, ganamos todos.