La reina Isabel II debió conformarse con ver a sus hijos ser educados por distintas personas a ella y que la llamaran «su majestad».
Carlos, Ana, Andrés y Eduardo son los hijos de la Reina Isabel II, ellos han tenido una vida muy distinta desde el momento en que nacieron. Desde su comienzo en este mundo, apenas habían nacido ya habían recibido un título que los amarraba de vida a la corona inglesa.
El título no solo los hacía especiales ante su pueblo, sino que los asumía en responsabilidades y protocolos para la corona que encabezó su madre la Reina Isabel II. La corona les dio el rol de hijos y súbditos, que tuvieron enfrente a su madre y a su reina.
Por un capricho de la vida y del destino, la joven Isabel se convirtió en reina después que su tío el rey Jorge VI abdicará al tronó y lo asumiera su padre en 1936. En ese momento, Isabel dejo de ser una joven “normal” y se convirtió en la heredera al trono del Reino Unido.
Y esto sucedió en 1952, cuando su padre falleció y a sus 25 años recayó la responsabilidad de guiar la corona inglesa la más antigua de Europa y de las longevas del mundo. Cuando Isabel fue coronada en la Abadía de Westminster en 1953 ya era madre de Carlos y Ana cuando se alzó con la corona inglesa.
A partir de ese momento, la reina supo que su primera y a veces su única responsabilidad era con los millones de personas del Reino Unido y de la mancomunidad de naciones, así como de 7 naciones que en ese momento pertenecían al reino.
En ese momento Carlos y Ana dejaron de buscar a su madre ya que en su lugar estaba la reina, su reina. Mientras que ellos dejaron de ser hijos para convertirse en súbditos y más tarde los harían Andrés y Eduardo.
Sin embargo, esto parece haber influido más en su primogénito Charles Philip Arthur George quien vio la luz el 14 de noviembre de 1948 en el palacio de Buckingham. Carlos, quien dejo de ser el hijo para convertirse en el sucesor de su madre la reina, quien tuvo que esperar 70 años para sucederla en el trono.
Desde sus primeros años de vida, Carlos tuvo que dirigirse a su madre como “Su majestad” y sobre todo enfrente de más personas. Pocas veces fueron las veces que la llamo “madre” así como solo fueron dos veces cuando la reina estuvo presente en su cumpleaños.
Como toda madre, la reina creo un vínculo especial con cada uno de sus hijos, compartió con ellos gustos por el arte, la historia, los caballos, etc pero siempre desde la trinchera de “su majestad”.
En este sentido al rey Carlos III le toca continuar con la sobrevivencia de la corona, preparando a su primogénito el príncipe Guillermo, como el futuro rey.
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