Es preocupante el avance inflacionario. Los esfuerzos por controlar los precios han sido infructuosos y los choques que han influenciado el alza de los precios no son ya de efecto estacional ni transitorios.
La más reciente Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, del 17 de diciembre de 2021, señala que la expectativa de la inflación para el cierre de este año llegó a 7.6%, mientras que para 2022 es de 4.16%.
Si consideramos que la meta inflacionaria del Banco de México se ha fijado en 3% anual desde hace algunos años, resulta que en dicha encuesta la expectativa inflacionaria para 2023 es de 3.60%, lo que implica que estaremos llegando a esa meta hacia finales de 2023, es decir, en dos años.
Como se sabe, el Banco de México, en el contexto inflacionario que hemos comentado, anunció un incremento en su tasa de referencia de medio punto porcentual, el doble de lo que anticipaba la mayoría de los analistas, al pasar de 5.0% a 5.5%, con lo que se evidenció un cambio en los argumentos de la política monetaria.
Es de notarse que en la propia encuesta ya citada, los especialistas del sector privado observan que las presiones inflacionarias se encuentran otra vez entre las factores relevantes que pueden limitar el crecimiento económico, además de problemas de gobernanza.
Los especialistas consultados por el Banco de México consideran que, a nivel general, los principales factores se asocian con la gobernanza (48%) y las condiciones económicas internas (22%).
Los principales factores particulares se refieren a la incertidumbre política interna (15%), los problemas de inseguridad pública (14%) y las presiones inflacionarias en el país (12%).
En este sentido, con respecto al crecimiento anual del PIB, la encuesta referida adelanta un dato de 5.64% para el cierre de 2021, a juzgar por la desaceleración mostrada durante el tercer trimestre del año.
Para 2022, la proyección del crecimiento anual del PIB es de 2.77% y para 2023 de 2.15%, es decir, tendremos un crecimiento alto al final de este año, como rebote a la estrepitosa caída negativa registrada en 2020, pero el crecimiento para los dos próximos años no será sostenido.
Con ello, la pandemia y el cierre de las actividades económicas, unidos al escaso dinamismo mostrado desde finales de 2018, harán que este sexenio de la Cuarta Transformación en materia de crecimiento económico sea muy modesto.
Además, deberá cuidarse la política de seguridad y ofrecerse condiciones de confianza institucional y de gobernabilidad que aseguren el aumento de las inversiones.
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