Por Ricardo Caballero de la Rosa
Conmueves mi corazón.
Jamás he entendido la felicidad pero sé que a veces
por ratos y durante jornadas intensas e irónicas
ha estado acompañándome como centro de luz
porque llega por esa conmoción inconsciente
la perturbación e intranquilo movimiento que de ti proviene.
Conmueves mi corazón
y el mundo es inquietante y desequilibrado
pero llega como helada nocturna contigo
con la tierna escena de una felicidad inoportuna
que arrebata cualquier sentimiento insípido y lo lleva
coronando la profundidad del ser humano.
Conmueves mi corazón
si se alteran los datos del día y la noche
y cambia el sentido del reloj mundano
al despertar el tiempo que escondido y vigilante
enciende de vez en cuando esta felicidad humana
cuya denominación no alcanzo a recordar aunque la visto.
Conmueves mi corazón
cuando la tristeza no me alcanza
las lágrimas no abandonan mi cuerpo
los ojos no se dejan conmover por el llanto
y es canónico todo el contenido de la historia
que sin embargo eleva apenas la felicidad.
Conmueves mi corazón.
Las ideas ya no resultan eficaces.
Cualquier laguna conceptual enerva el pensamiento.
Es el vacío el que deja intacto el velo que cubre lo que sentimos.
Y es el viento de montaña que nos hace renacer
desde todo sueño inicial con que venimos al mundo.
Conmueves mi corazón
y mis fuerzas de seguir adelante y buscar esos escenarios
con los que me haces aparecer feliz en esta vida
que es tránsito y puente entre dormir eterno y despertar
atento al porvenir breve que nos enseña cada día
a conmover a la felicidad que no se detiene.
Mi correo es ricardocaballerodelarosa@gmail.com