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El planeta no nos necesita, afirma académica de la Ibero

Las semanas de guarda nos han permitido vislumbrar un planeta en el que la contaminación impacta en niveles mínimos. La apertura a políticas verdes podría llevarnos hacia un nuevo modelo.

El mundo entero se ha integrado a una cuarentena que restringe el traslado y abandono de los hogares. En un lapso de tres meses, los biomas que coexisten con la urbanidad se han beneficiado visiblemente de la reclusión de los seres humanos. Las imágenes más populares muestran destinos turísticos con aire y agua limpios, así como el regreso de la fauna al territorio que les fue arrebatado.

Hasta ahora, el impacto ambiental de la cuarentena ha sido un respiro para la casa común. Para la Dra. María Eugenia Ibarrarán Viniegra, directora del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga, SJ (IIMA) de la IBERO Puebla, podría ser acertada la conjetura de que “el virus somos nosotros”.

“En cierta medida, el planeta no nos necesita: nosotros lo necesitamos. En ese sentido, mientras menor impacto tengamos, el planeta se verá beneficiado”, comenta la doctora en Geografía. Propone el ejemplo de la movilidad como muestra clave de esta tendencia: cuando las personas no se desplazan, generan menos contaminantes en el aire.

Cada año, las enfermedades asociadas con la contaminación urbana afectan a millones de personas. La mejora en el oxígeno que respiramos, así como la reducción de efluentes por parte de las industrias, propician la restauración de los ecosistemas al tiempo que mejoran la calidad de vida de las personas.

Mucho se habla de lo que cambiará en el mundo cuando la vida cotidiana sea restaurada. Ibarrarán Viniegra propone el replanteamiento de las dinámicas de convivencia: “Debemos aprender que hay otras formas de interactuar que no deben de ser tan intensivas en recursos ni en contaminación”. Esto queda de manifiesto en las múltiples reuniones virtuales celebradas desde el confinamiento.

Efectos negativos.

Si bien se han expresado los múltiples beneficios de reducir la emisión de contaminantes, algunos riesgos continúan latentes. En concreto, los hábitos de consumo pueden representar un incremento en el uso de desechables con la finalidad de evadir tareas de limpieza.

De igual manera, los residuos hospitalarios representan una preocupación para el sector ambientalista. Por un lado, se trata de desechos que deben ser manipulados de manera especial; por otro, su producción y uso ha crecido exponencialmente a raíz del brote de la pandemia.

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Licenciada en Ciencias de la Comunicación. He colaborado para el programa radiofónico Cinco Mujeres y para Revista Única. Me gusta diseñar incluso en mis ratos libres, y soy mamá de cuatro perros salchicha a los que amo con locura, aunque a veces me hagan perder la cordura.

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