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«El legado de Hipatia» por Margaret Alic

El legado de Hipatia: Historia de las mujeres en la ciencia desde la Antigüedad hasta fines del siglo XIX”

En 1991 nos regala la primera edición de esta obra, década que cerró con desigualdades sociales importantes como la desaparición del apartheid en Sudáfrica, marcó el fin de la Guerra Fría, reunificó Alemania; pero también dejó vacíos importantes como las muertes de Lady Di, Freddie Mercury y la Madre Teresa de Calcuta; personas que sin lugar a dudas revolucionaron la convencionalidad de su contexto social.  

Es así que en una década tan compleja, ve la luz el libro escrito por Margaret Alic, bióloga de profesión, ferviente amante de recuperar el lugar de las mujeres en la historia de la ciencia, nos regala en este libro la oportunidad de reivindicar algunos nombres que cambiaron el rumbo de la ciencia y que por siglos fueron olvidados por la humanidad, hasta ahora. 

El legado de Hipatia

El legado de Hipatia: Historia de las mujeres en la ciencia desde la Antigüedad hasta fines del siglo XIX”, es un libro obligatorio. El trabajo que hace Margaret Alic, autora del mismo, es impresionante dado el desconocimiento generalizado de las mujeres en la historia de la ciencia, por lo que la investigación que llevó a su creación fue ardua y lo seguirá siendo hasta que cada una de nuestras científicas olvidadas se les reconozca en el lugar que siempre se les debió haber reconocido. 

La historia de cómo es que empecé a leer este libro es interesante:

Un día me encontraba compartiendo la mesa con algunas personas, una de ellas era un señor de entre cincuenta y cinco y sesenta años aproximadamente; esta persona al ser la mayor de la mesa empezó a adularse de su conocimiento “diestro” en varias materias compartiendo datos irrelevantes, pero de esos que para algunas personas les resultan suficientes para asumirse mejores.

En alguna parte de la conversación refirió a los IQ de diversos científicos, así como a algunas de sus aportaciones; al finalizar esto miró a la mesa que se conformaba por algunas mujeres y dijo << No menciono mujeres porque no conozco mujeres científicas. No hay mujeres en la ciencia. >>. El anterior solo fue uno de sus varios comentarios machistas que realizó durante la conversación. 

         Esto me hizo reflexionar muchas cosas, entre ellas que a las mujeres dentro del campo de la ciencia se les sigue desconociendo porque desde la escuela nos hemos acostumbrado a escuchar los mismos nombres Isaac Newton, Descartes, Voltaire, Einstein… ¡¿Y las aportaciones de las mujeres dónde quedan?! Olvidadas. 

El legado de Hipatia

         A raíz de esa anécdota, recordé que tenía un libro que no había leído y necesitaba leer urgentemente, porque justo refería a las mujeres en la ciencia, que obviamente SÍ EXISTIERO, EXISTEN Y LO SEGUIRÁN HACIENDO hasta que la humanidad llegue a su fin, que con su conocimiento, invenciones y visión científica permitieron grandes avances en áreas como la biología, matemáticas, astronomía, física y muchas otras; lo único que nos separa de ellas es la falta de conocimiento de sus historias por las barreras ideológicas en su época y aún ahora. 

         Este libro, nos permite conocer y reconocer el gran trabajo que realizaron mentes brillantes que fueron olvidadas por la historia y los libros de texto, mujeres a quienes llamaron locas, brujas, solteronas, charlatanas, mujeres que dieron su vida por la ciencia, porque sabían que esta no respondía a géneros, sino que abraza a toda persona en busca del conocimiento. Un libro que nos demuestra que la mayor barrera del ser humano es su propia mente y otro ser humano. 

         Ahora conozco historias como las de Hipatia de Alejandría, Madge la Duquesa de Newcastle, Lady Mary Montagu, Caroline Herschel, Sophie Germain, Ada Lovelace, Jane Marcet, Mary Somerville y otras muchas más que se mencionan en el libro. Estas brillantes mujeres nos dejan de tarea no olvidarlas, estudiarlas, leerlas, reivindicar su nombre en la ciencia y encontrar a todas y cada una de sus colegas que han sido borradas al paso de los años, a quienes como muchas sus obras fueron plagiadas o adjudicadas por hombres que aprovechándose de la desigualdad, se volvieron dueños de trabajos que jamás crearon y que lamentablemente la historia les reconoció como suyo. 

Ahora puedo decir: No es que no haya mujeres en la ciencia, sino que fueron olvidadas por la historia, desplazadas por sus colegas y no hemos sido capaces de buscarlas. 

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