7 maneras en las que no imaginabas que estabas utilizando mal tu baño.
Los retretes salvan vidas porque evitan que a través de las heces humanas se propaguen enfermedades mortales. El 19 de noviembre se celebra el Día Mundial del Retrete para concienciar acerca de la crisis mundial de saneamiento y fomentar medidas que la resuelvan.
En 2013 la Asamblea General de la ONU decide designar el 19 de noviembre Día Mundial del Retrete, en el contexto de la propuesta: «Saneamiento para Todos» como parte de una campaña de toma de conciencia de la importancia del acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento.
¿Por qué se celebra el Día Mundial del Retrete? Datos preocupantes:
En la actualidad, 4.500 millones de personas (un 60% de la población humana) no cuentan en sus viviendas con sistemas que eliminen los excrementos de forma segura y 892 millones siguen defecando al aire libre.
En torno a 1.800 millones de habitantes del planeta beben agua no potable que podría estar contaminada por heces.
900 millones de estudiantes en todo el mundo carecen de instalaciones para lavarse las manos, crítico en la propagación de enfermedades mortales.
El 80% de las aguas residuales generadas por la población mundial regresan al medio ambiente sin ser tratadas o reutilizadas.
Esta exposición a las heces humanas tiene consecuencias sobre la salud pública, las condiciones de vida y de trabajo de las personas, la nutrición, la educación y la productividad económica en todo el mundo.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6 habla de garantizar el acceso sostenible al agua y servicios de saneamiento para todos, en todos los contextos. Para ello se pretende poner fin a la defecación al aire libre, y mejorar la calidad del agua reduciendo la contaminación y tratando de forma eficaz las aguas residuales.
La campaña de 2018 fue «Cuando oyes la llamada de la naturaleza, necesitas un retrete».
Tema Día Mundial del Retrete 2019.
El tema del Día Mundial del Retrete 2019 es «No dejar a nadie atrás». Se pretende hacer conciencia y evidenciar que un retrete no es solo un retrete: salva vidas, salvaguarda la dignidad y crea oportunidades.
Bajo la premisa de que el saneamiento es un Derecho Humano, hay que preguntarse ¿cómo se puede salir de la pobreza sin saneamiento? Naciones Unidas lo tiene claro y para expandir el mensaje ha creado una web temática con un juego llamado «La carrera por el privilegio de un retrete».
7 maneras en las que no imaginabas que estabas utilizando mal tu baño.
Debes estar pendiente de ver lo que hiciste antes de jalar, limpiarte con menos convicción y si, hay una manera correcta de poner el papel de baño.
1. Pasas demasiado tiempo sentado allí…
El baño es un lugar tranquilo. Uno puede realmente cerrar la puerta y sentarse sin ser interrumpido con una revista, un libro o probablemente con tu teléfono. Pero realmente necesitas encontrar otro lugar para pasar tiempo contigo mismo.
Sentado en esa posición por demasiado tiempo pones estrés extra en las venas en la parte más baja de tu recto; si esas venas se inflaman o se abultan, es “hola hemorroides”. En muchos casos estas se van en una semana, pero mientras tanto, puede dar comezón, ser incómodo y son la causa más común de sangrado rectal.
Si ves cualquier tipo de mancha roja brillante en el papel o en la taza del baño al terminar, habla inmediatamente con tu doctor para que estén seguros que el sangrado no es un síntoma de cáncer de colon o alguna otra condición más seria. Seguramente te recomendará cremas que puedes encontrar en las farmacias o ungüentos para tratar hemorroides que son más persistentes y dolorosas.
2. …y “Pujas” demasiado fuerte.
El esfuerzo y la contención de la respiración para eliminar las heces persistentes no solo aumentan la presión sobre las venas allí abajo, incrementando el riesgo de hemorroides, pero puede incluso llevar a fisuras anales. Estos pequeños desgarres de tejido que amenazan tu trasero pueden ocurrir cuando haces un esfuerzo largo para expulsar una popó que te tiene estreñido.
Para ayudarte a que lo que salga tenga una consistencia más agradable, incrementa la ingesta de fibra, toma muchos fluidos y mantente activo (la actividad física regular incrementa la actividad de los intestinos). Y tal vez, para aliviar la necesidad de esforzarte, intenta ponerte en cuclillas unos segundos: esa posición alinea naturalmente el tracto intestinal de una manera que puedes ayudar a mover las cosas con menos esfuerzo.
3. No miras tu popó.
Bueno, por supuesto que es asqueroso, pero ver lo que sale de tu cuerpo puede ayudarte a entender lo que está sucediendo en tu interior. Las heces blandas suaves y con forma de salchicha son un signo de buena salud gastrointestinal; las manchas suaves con bordes claros también están bien. Pero si son duras y abultadas es que posiblemente tengas que aumentar la ingesta de fibra y líquidos.
Por otro lado, la popó que sale como la orina puede ser causada por un caso leve de intoxicación o intolerancia ante algún alimento, una infección o una señal de enfermedades más graves, como la de Crohn o la Celiaca.
Las popós que flotan se deben, con mayor frecuencia, a la mala absorción de nutrientes o demasiado gas en tu tracto digestivo; movimientos intestinales delgados como lápiz podrían indicar cáncer de colon. Observa el contenido de la taza y habla con tu médico si notas heces de color rojo brillante o negro azabache (un signo se sangrado), así como cualquier cambio grande y persistente en tus evacuaciones.
4. Ignoras la pis apestosa.
Eso esta bien si tu última comida consistió en espárragos: durante la digestión, ciertos ácidos de estos tallos verdes se descomponen en compuestos sulfurosos, malolientes y que flotan en el aire cuando haces pis. (por eso los espárragos hacen que la orina huela). Otros alimentos y medicamentos, incluidas ciertas vitaminas, tienen un efecto similar.
Pero si el olor es fuerte y sucio (y tu orina es oscura y turbia), podría indicar una infección en el tracto urinario: otras afecciones, como infecciones de la vejiga, enfermedad hepática, diabetes mal controlada o ciertos trastornos metabólicos también pueden cambiar el color de la pipí. Y si huele a amoniaco y su color se concentra, puede significar que tu cuerpo tiene pocos líquidos.
5. Te encanta ponerle cloro.
Por sí solo, está bien: agrega ¼ de taza al inodoro y déjala reposar por unos minutos para desinfectarla antes de limpiarla. Pero si la lejía se mezcla con el amoniaco, se crean gases tóxicos llamados cloramina, que pueden causar tos, sibilancias, náuseas y ojos llorosos; o en concentraciones más altas pueden dar dolor en el pecho o neumonía.
El uso en combinación con ciertos limpiadores de inodoros, limpiadores de desagües e incluso vinagre viejo no es mejor: la combinación de cloro y ácido libera un has de cloro tóxico que puede causar quemaduras en los ojos y problemas respiratorios en pequeñas cantidades y puede ser fatal en niveles altos.
6. Le jalas mientras mantienes la tapa arriba.
De acuerdo con una investigación realizada por el experto en gérmenes Charles Gerba, microbiólogo de la Universidad de Arizona, no solo puede salir un chorro de aire volando, sino que las partículas pueden ser propulsadas a una distancia de 1.80 metros desde la taza.
Siéntete libre de hacer un recuento de las cosas que tienes en el baño que estén dentro de esa distancia; luego, implementa tu nueva regla de cerrar la tapa (y guarda ese cepillo de dientes en el espejo del baño por si acaso.)
7. Tu papel de baño cuelga “por bajo”.
Puede ser el momento de considerar este debate centenario: el periodista Owen Williams escribió un tweet con una foto de la primera patente del papel higiénico, y el dibujo de 1891 muestra el papel colgado (no debajo) del rollo.