En el día del Padre honra tu pasado, abraza tu presente y siembra tu futuro. Cada año, el tercer domingo de junio, celebramos el Día del Padre, fecha que va más allá de regalos y comidas familiares.
El Día del Padre es una oportunidad profunda para honrar la figura paterna, sanar el vínculo y principalmente, reconocer el impacto que tiene tu padre, presente o ausente, en tu historia de vida, de la misma manera en que honras tu paternidad con o sin hijos.
Celebra a tu padre y a tu paternidad de manera consciente. Exploremos tres conceptos fundamentales: agradecer, estar presente y dar.
Sana tu pasado honrando lo que fue: El vínculo con tu padre puede ser complejo, para algunos está lleno de respeto con recuerdos amorosos y para otros, marcado por ausencias, silencios o heridas.
Sanar implica mirarte con amor y compasión, aceptando la realidad tal como fue, entendiendo la historia desde tu valiosa perspectiva, como parte importante de tu formación.

Valora el resultado, quien eres hoy, responsable de tu vida adulta. Tu padre hizo lo mejor que pudo con el nivel de conciencia que tenía en ese momento, te dio lo mejor que pudo darte: Dio lo que tenía, lo que recibió y lo más importante: la vida.
Agradece abrazando tu presente: agradecer es una herramienta poderosa.
Agradece las experiencias vividas, los momentos, la presencia e imagen de tu padre, lo agradable y lo difícil de entender. Todo lo vivido te moldeó, te enseñó, te impulsó a crecer.
Agradece tu vida y a tu padre que contribuyó a tu creación. Agradece liberándote para abrir espacio a tu paz interior.
Estar presente es ser y estar con todos los sentidos en este momento y lugar. Ser padre es una función biológica, un rol social y principalmente una presencia consciente.
Puede parecer que el presente corre de prisa, pero si lo vives con todos tus sentidos, escuchando con atención, mirando lo que está sucediendo, oliendo, saboreando y abrazando el momento, puedes sentirlo eterno, para lento y agradable.
Si eres padre, si convives o no con tu padre, te invito a mantener tu presencia en el momento en que estas, ya sea con tu hijo(a) y con tu padre.
Deja a un lado el celular, los pendientes, dirige tu mirada a la suya, ofrece tu escucha atenta, tu sonrisa, conecta con su esencia desde la tuya. Nada y nadie es para siempre, todo cambia, disfruta en plenitud el momento presente.
Dar sembrando tu futuro: Todo lo que sanas y habitas con consciencia hoy, se convierte en semilla del mañana.
Así como has sido moldeado por tu padre, también tu dejas huella en las generaciones que nos siguen, aún si no tienes un hijo biológico. La clave para proyectar tu futuro brillante está en el servicio a los demás.

Cuando compartes lo que has aprendido, cuando das desde el amor y no desde la obligación, estas construyendo puentes hacia una humanidad consciente. Ser padre también significa ser guía, mentor, acompañante en la vida de otros.
Tu presencia es el mayor regalo puedes dar a tu padre, a tu hija(o) y a ti mismo. Mantente presente, compartiendo desde tu autenticidad y sintiendo la suya. En este día del padre, más allá de los obsequios materiales, ofrece tu tiempo, tus palabras significativas, gestos amorosos y abrazos de corazón a corazón.
El Día del Padre es una jornada para celebrar en presencia, agradecer y dar. Celebra a tu padre y a tu paternidad.
Escribe una carta con palabras que has guardado, haz una llamada postergada o siéntate en silencio a recordar, revivir desde el corazón conectando con tu padre en ti.
Que este día sea una invitación para honrar tu historia, presenciar la belleza del presente y sembrar tu futuro con cada acción cotidiana. Cuando honras el pasado, vives tu presente con gratitud y das con generosidad, haces del Día del Padre una celebración que trasciende generaciones.