Hoy Puebla vivió un hecho histórico, pero no decisivo. Por fin, nuestros legisladores se atrevieron a someter a votación en comisiones la despenalización del aborto. Con 5 votos a favor, una abstención y una ausente, el dictamen pasó. Este lunes será otro momento crucial cuando el cabildo decida si, por fin, dejan de criminalizar a las mujeres por decidir sobre su propio cuerpo.
Vamos a ponernos serias un momento. Este es un tema que siempre está rodeado de pensamientos simplistas: “Si no quieres un bebé, no te embaraces”. Sí, suena fácil, pero la realidad es mucho más compleja. Debemos alejarnos de esos estigmas y tabús alrededor del aborto. No se trata de promoverlo, sino de reconocer que en ninguna parte del mundo, ni siquiera donde es legal, se promueve el aborto. Lo que se promueve es la salud y la responsabilidad reproductiva, pero para ambos, hombres y mujeres. Porque sí, las mujeres se embarazan, pero siempre con la colaboración masculina.
Despenalizar el aborto no es promoverlo. A todos esos legisladores que están en contra les digo: nunca aborten. Eduquen a sus hijos y a su círculo cercano para que no se encuentren en una situación donde el aborto sea una opción. Pero no le nieguen esta oportunidad a otras mujeres que viven realidades diferentes: mujeres sin apoyo, en situaciones de violencia, en contextos de carencia, enfermedad, con muchos hijos ya, bajo el yugo de un hombre, y tantas otras situaciones que nadie puede imaginar.
Criminalizar a una mujer no impide que se practique un aborto. Solo la empuja a hacerlo en la clandestinidad, sin apoyo, en condiciones inseguras. Las mujeres no buscan embarazarse para luego abortar por deporte. La realidad es que, mientras el aborto siga siendo un delito, las mujeres tendrán miedo de preguntar, de informarse bien, de buscar ayuda.
A los legisladores, hombres y mujeres, les digo: tienen en sus manos una oportunidad ÚNICA apara cambiar el futuro de muchas mujeres. No es una moda, no es una agenda progresista, es una agenda feminista. Aprobando esta ley no habrá una fiesta abortista; habrá un paso hacia el reconocimiento de derechos para las mujeres. Un paso hacia un futuro donde podamos decidir sobre nuestros propios cuerpos sin miedo ni criminalización.
