Realidad, convicción, sueño, ficción
asomada a las almas que entregan fe a la memoria futura
la luna en la apertura del espíritu inmarcesible que la vio nacer
daba con el paso donde transitaba el amor a su invisible espejo abstruso.
Los sueños y anhelos eran ese paso de tránsito.
Las cortinas hilaban sílabas del objeto buscado.
Eran las ganas detenidas noches de espera y ausencia.
Los pasos no dados hacían esferas mutantes y espasmos de meditación.
Cada forma de las telas dibujaba las espumas donde buscar lo perdido.
La muerte tenía fondo que demostraba cualquier hipótesis.
Un ambiente de perdición narraba la orgía del polvo con el cosmos.
Luces y sombras, silencio y motivación, frases y contoneos, abrazos y miradas, eran juegos del conjunto que no ha sido pero que podría nacer como el día sigue a la imaginación perniciosa de predecir, con monosílabos de invectiva postración, imagen lacerada por el tiempo inaugurado, desposesión del ego para servir al puro trazado de la esperanza.
Fallida la esperanza todo pueblo y conquista, amor y devoción, devino delirio.
Nuevo cuento imperecedero que castra pensamiento.
Las longevas figuraciones y fórmulas para pensar en ese deseo.
Una libertad comprada a cada instante del pensamiento fugado.
La locura que se confiesa en cada tumba prestada y reconstruida.
La pérdida de líneas y círculos de la realidad vociferante.
La desesperación detenida entre sienes.
El choque de realidades como entrañas de una realidad siempre incompleta.
La doncella oculta en la mente y entre misterios de noche a noche.
El nombre dejado de pronunciar que anhela cada letra conquistada.
La figura enciclopédica descrita a cada detalle.
Y el proyectado beso inextinguible oculto tras la nuca lunar.
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