Faltan escasas dos semanas y estará escrito el nuevo destino político de Puebla. Después de dos meses de campañas francamente en decadencia y con propuestas que se quedan en eso, en la palabrería desgastada lejos de la realidad, podemos vislumbrar pocos cambios en las tendencias.
Lo que llama al análisis obligado es medir la apatía y abstencionismo poblano que seguramente veremos en las urnas, como consecuencia de esta decepción que hoy priva ante la política manejada entre el mismo círculo y con los mismos personajes.
Son muchos los indecisos que esperan hasta el último momento para otorgar su voto o bien no acudir a las urnas.
Si el mapa electoral no cambia y Morena se alza con el triunfo el próximo 2 de junio, será interesante establecer el número de votos que obtenga el candidato ganador y el nivel de participación ciudadana que se vislumbra desangelada ante el desgaste político que en el último año hemos tenido como resultado de tragedias, muertes y violencia electoral.
El nuevo gobernador de Puebla deberá legitimar su triunfo no sólo con el volumen de votos, sino con la participación real de los poblanos que hoy se encuentran hundidos en un escepticismo respecto a los perfiles de los contendientes.
Se dice, se comenta, se comparte, que los famosos “promovidos” que los diferentes partidos ocupan como arsenal electoral para la operatividad el Día D no están garantizados y mucho menos amarrados debido a que el clima electoral es muy diferente al que se vivió hace un año.
Es una realidad que Morena no la tendrá tan sencilla como vislumbran. A pesar del arribo de una gran cantidad de desertores de otras militancias, la movilización no está tan planchada como varios operadores se ufanan en difundirlo.
Otro de los temas que atraerán la atención de observadores y analistas en la víspera y durante el Día D será esa operación y movilización de gente para incentivar el voto en las zonas de alto voltaje electoral donde se garantice el amarre de triunfos en las casillas electorales.
Ni siquiera podemos hablar de una guerra de estructuras cuando si bien Morena aún sigue armando su red de operadores se enfrentará a la caótica organización del PAN, Movimiento Ciudadano y PRD.
Respecto al PRI no hay mucho que decir pues el pragmatismo político reflejará el trabajo que varios operadores del tricolor harán a última hora pero para el lado contrario, es decir para Morena.
La cuenta regresiva están en marcha y el debate del próximo 19 de mayo bien podríamos ahorrárnoslo sin que se haga necesario para la decisión del voto.
Es más, me atrevo a adelantar que el dichoso encuentro entre candidatos servirá para evidenciar fallas, lentitud, verborrea y escasa propuesta de quien hoy lleva la delantera.
Hoy en Puebla nos preparamos para una elección intramuscular que resultará sin trascendencia y cantada desde hace casi medio año.
Lo grave será pronosticar si el ganador realmente gobernará o tendremos en fondo y forma sólo la imagen de quien ocupará decorosamente un puesto desde el que delegará a la Secretaría General de Gobierno la mayor parte de la toma de decisiones.
@rubysoriano
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