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De fines y ciclos

Se mira en perspectiva todo el tiempo mundano
y van quedando fines y se cumplen los ciclos:
aquéllos atormentan todo el presente vano
y éstos reiteran como la espada omnipotente
nuestra escasez de tiempo con imposible fuga.

Pasamos entre nuestros vivos y nuestros muertos
y somos el producto único de una familia
de cuyo centro móvil cargamos los detalles
que nos definen en tiempos y fieles momentos
y de fines y ciclos de hondo calado obscuro.

Reciclaron los fines y ya fueron los ciclos
con laberintos sin fin o metas sin camino
entre la mar de crines y disturbios que agotan
las ganancias en péndulos que derriten cortes
para crear aquellas continuidades mustias.

Me propuse abrazarte como si nada fuera
como si todo es norma secuencial entre adultos
pero me lo impidió el corazón que nada sabe
de padres e hijos o de nietos y tíos idos
o de esposos y amigos que al mirar nada ven más.

Los brazos se extendieron pero no fueron nunca
sino ramas torcidas del cariño prohibido
que no me quise dar pero no supiste ofrecer
tan quedo y corto como estabas en el deambular
del barrio entristecido que miraba nostalgias.

Luego fue negación y búsqueda del destino
huérfano y chato como colmado de fronteras
que atan los sinsabores a prédicas vacías
y convierten quimeras en arrebatos reales
donde manda el albur y la razón calla herida.

Las pasiones se acaban y queda el amor diestro
que destierra del odio la maldad que lo guía
y de la vanidad la superficialidad cruel
que esconde humanidad y humildad renaciente
en pecho de mortales que inmortalidad buscan.

Termina el rencor áspero que se hace pequeño
para lastimar quedo como suerte latente
y penetrar arrugas y lamentos distantes
que son los hilos nítidos que aconsejan viejos
las perspectivas jóvenes que laten desplantes.

Se extingue al fin la muerte pero sigue con árbol
en cuya raíz somos aprendices de verdear
ya sin savia ni cúmulo de abejas violáceas
que entre nuestros sollozos buscan el polen mármol
donde pisan los pájaros pasiones pérfidas.

Cancela el tiempo tórrido su algarabía astral
y la modela cual piel a las estrellas finas
en su andar por los dones que hacen del hombre ruta
donde toca el tambor de la luna la cósmica
pasión desheredada de la mística magia.

Han cesado los cantos y nadie lee poesía
ni la prosa ni el verso sino los guturales
encantamientos a la naturaleza ardiente
que sonriente ya mira y distingue nítidos
aquellos pasos que llevan al reencuentro óntico.

Es también fin del sueño fatal incuestionable
e inicio del soñar bajo el absurdo principio
del dejar de soñar dormido para soñarte
quizás en transparencias o en pausas translúcidas
que llaman al mejor momento que se recicla.

Mi correo es ricardocaballerodelarosa@gmail.com

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