Bajo su dirección, el evento no solo se reinventa, sino que reafirma su papel como la gran plataforma que impulsa el diseño mexicano hacia el futuro.
En su primera edición al frente de Volvo Fashion Week México, Daniel Herranz toma el relevo de la legendaria Beatriz Calles con una energía fresca, una visión incluyente y un profundo respeto por el talento nacional.
En una plática amena con Revista ÚNICA, nos compartió los detalles que se vivieron en la edición de Volvo Fashion Week México así como su visión de la moda en nuestro país.
¿Cómo ha sido esta primera edición de Volvo Fashion Week México bajo tu dirección?
Ha sido muy caótica, pero también muy satisfactoria. Mucho trabajo, muchas personas involucradas, muchos procesos nuevos, pero los resultados han sido increíbles.
Hemos recibido excelentes comentarios, el salón de pasarela quedó espectacular y los desfiles han superado nuestras expectativas. Es una sensación muy especial vivir esta primera edición al frente de algo tan emblemático para la moda mexicana.
¿Cómo fue el proceso de curación y selección de diseñadores para esta edición?
El proceso fue muy orgánico. Nos reunimos como equipo para pensar qué queríamos ver este año, qué tipo de diseñadores reflejan el momento actual de la moda mexicana.
Sabíamos que queríamos incluir nombres esperados, como Alfredo Martínez o Alexia, pero también buscábamos refrescar la escena con propuestas nuevas. Así llegaron Black Mamba, Takamura —quien presentó su primer desfile en solitario— y Alejandra de Coss. Son talentos con una propuesta distinta, muy cool, que revitalizan el evento.
México está de moda, desde tu visión, ¿cómo ves el futuro de la moda mexicana y el papel que juega Fashion Week en él?
Lo veo muy prometedor. Hoy existe una gran apertura, no solo para consumir moda, sino para crearla. Hay el triple de diseñadores que hace quince años, y eso habla de un movimiento sólido.
Fashion Week México es solo una parte del ecosistema, pero aportamos algo vital: el empuje mediático, el reconocimiento, el espacio donde los diseñadores pueden conectar con marcas, medios y público. Nuestro papel es ser ese puente entre el talento y la visibilidad.
Volvo es un nuevo aliado de la moda. ¿Cómo se ha reflejado su participación en esta nueva etapa?
Volvo es parte esencial de nuestra identidad actual. Trabajamos con ellos semana a semana; nos piden mantener tres pilares: innovación, diseño y sostenibilidad. Y coincidimos completamente.
En esta edición, por ejemplo, colaboramos con Comex en la creación de la paleta de color oficial del evento, basada en las tendencias del año. No se trata solo de poner su nombre en el título, sino de compartir un mismo lenguaje visual y conceptual.
¿Qué consejo le darías a los diseñadores emergentes que sueñan con desfilar en Volvo Fashion Week México?
Que nunca pierdan el sueño, pero que también lo acompañen con trabajo, disciplina y estrategia. Innovar no significa hacer cosas imposibles de usar, sino repensar el proceso creativo.
Y, sobre todo, entender que una pasarela no es un fin, sino una herramienta. Desfilar debe ser parte de una estrategia más grande: para vender, conectar con medios y posicionar su marca. Las colecciones deben tener una historia que trascienda el escenario.
Después de esta primera edición, ¿con qué sensación te quedas?
Con la satisfacción más grande. Ha sido una montaña rusa, pero ver tanto talento reunido, tantas historias contadas a través de la moda, me llena de orgullo. Es el inicio de una nueva etapa para Fashion Week México, donde el diseño, la innovación y la emoción caminarán siempre de la mano.
Con esta primera edición, Daniel Herranz no solo consolida su llegada como sucesor de Beatriz Calles: redefine el ADN del Fashion Week mexicano. Su visión combina la herencia con la reinvención, la estructura con la emoción.
“Nos cuesta trabajo hacerlo”, dice con una sonrisa, “pero cuando ves lo que se logra, el esfuerzo se vuelve arte”.
Y así, bajo su dirección, Volvo Fashion Week México no solo celebra la moda, sino el espíritu de una generación que cree —como él— que el diseño no tiene fronteras, sino caminos infinitos.
