¿Habían escuchado hablar de la frase: «hijos tiranos», que también es título de un libro que hace clara referencia a que actualmente los padres padecemos una crisis de autoridad?
Pero, ¿cuáles son los factores que originan esta trágica y peligrosa crisis que nos aqueja a los padres?
A veces no podemos decir que no y me parece que a todos nos ha pasado, se nos dificulta establecer disciplina en nuestros hijos, parece que la mercadotecnia y la tecnología han sido factores externos que han contribuido en gran medida a que los padres nos hayamos convertido en facilitadores y proveedores perpetuos de nuestros hijos.
Esta globalización y estandarización del mundo en el que: hoy están sacando en China tal o cual juguete o juego e inmediatamente llega la réplica hacia todo el mundo, permite que los niños y adolescentes quieran obtener lo mismo que los demás.
El consumismo que nos derriba como un remolino, en el que Sancho Panza y Don Quijote no pueden hacer nada para salvarnos, nos mantiene en clara desventaja que ha permeado hasta los huesos en todo el globo terráqueo.
Hoy por hoy no podemos desentendernos de ese mundo que camina silencioso y devorador, como la boca de un gigante que nos tiene atrapados solo para jugar con nosotros y nuestras vidas.
Por otra parte, incluso se han dado casos de hijos que maltratan y exigen sobremanera a los padres, quienes para evitar confrontarse o dejar de escuchar sus berrinches les conceden al instante la exigencia que en ese momento los niños les hacen.
Entendemos que los niños tienen el derecho de hablar y protestar cuando algo les molesta o consideran que los padres están siendo injustos; sin embargo, no debe confundirse entre manipulación o berrinche y justo reclamo.
Cabe hacer mención, respecto a que existen técnicas que ayudan a los infantes a superar la frustración y tener la suficiente madurez emocional, porque no es del todo negativo que sientan enojo, cuando éste se utiliza para superarse o salir adelante de algún problema. Y aunque no se crea hay formas apropiadas de expresarlo, mismas que un psicólogo puede explicar a detalle.
Pero he aquí algunos tips: los papás no debemos enfadarnos cuando los hijos se enojen, ni responder con miedo cuando los niños estén molestos; otro aspecto es que los adultos también debemos ser congruentes y no explotar porque ellos observan dichas acciones.
Otra recomendación es darle un periódico para golpear o decirle: -si tienes algo que decir, pues saca todo lo negativo-, es ahí donde nos daremos cuenta si el niño sólo se enoja para manipular, ya que mostrará frustración o si verdaderamente le molesta alguna situación.
Asimismo, cuando el niño o joven ya esté más tranquilo se puede realizar un diálogo estratégico para hacerlo reflexionar en torno a que también está perjudicando su salud.
En suma, enojarse es parte del proceso, pero hace falta educarlos con conciencia y conocimiento. Les podemos decir: -tienes todo el derecho de molestarte, pero eso no significa que evites aprender las tablas o ser castigado-, y reiterarles que se pueden enfermar.
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