Nuestras creencias, pensamientos y experiencias vividas tienen injerencia cuando se manifiesta el miedo. Rebeca Hernández, psicoterapeuta, nos comparte algunas reflexiones para afrontarlo y vencerlo para alcanzar una vida plena.
El miedo se define como una emoción que nos impulsa a creer que algo negativo va a suceder, sin embargo tiene una función adaptativa, ya que impide que nos arriesguemos en situaciones en las que podríamos salir heridos.
Nos ayuda a movilizarnos frente a circunstancias amenazantes o preocupantes de forma que hagamos lo necesario para evitar, asumir o afrontar el riesgo de manera adecuada
Esta emoción la podemos percibir como algo negativo, generalmente queremos evitar por el malestar que nos provoca, y aún que no lo parezca el miedo cumple una función muy importante que es la de supervivencia, tiene que ver con nuestra capacidad para reaccionar rápidamente ante situaciones peligrosas, y así poder alejarnos de ellas.
Nuestras creencias, pensamientos y experiencias vividas tienen injerencia cuando se manifiesta el miedo.
El miedo maneja tres niveles
- Los pensamientos y los sentimientos: cuando se presenta la situación genera en nosotros un pensamiento (de acuerdo a lo vivido o a necesidades no satisfechas) y esto determina nuestra reacción.
- Reacción fisiológica: ansiedad, angustia, sudoración, palpitaciones, etc.
- La conducta: nuestra reacción es de acuerdo a nuestros pensamientos si estos son negativos puede llegar a paralizarnos o ponernos aún más en peligro; si en cambio nuestros pensamientos son positivos nuestra conducta va ayudarnos a protegernos.
Según la sabiduría tolteca existen cuatro tipos de miedos emocionales
- Miedo a la soledad: está relacionado con los tipos de apego que tenemos con las personas significativas para nosotros, para evitar estas sensaciones tendemos a crear vínculos afectivos con criterios frágiles
- Miedo a la escasez: la falta de dinero puede ser una causa de angustia y ansiedad, consideramos que la falta de oportunidades económicas nos llevará a la ruina, y muchas veces nuestro valor como ser humano se ve afectado.
- Miedo a la enfermedad: nos genera un desequilibrio en nuestra mente y cuerpo haciéndonos sentir vulnerables ante esta circunstancia
- Miedo a la muerte: es innegable pues es algo desconocido que nos genera incertidumbre, nos genera miedo nuestra propia muerte o la de un ser querido.
Enfrentar el miedo
1.- Reconocer el origen del miedo: de manera emocional el miedo surge cuando nuestras necesidades no son satisfechas, como el no sentirte amado, reconocido, sentirte inseguro o por situaciones vividas en donde manifestamos esta emoción es donde aquí radica nuestro comportamiento.
Cuando somos pequeño dedujimos como podemos satisfacer estas necesidades el resto de nuestra vida, cuando las necesidades son saciadas sin ningún esfuerzo son aquellas que se satisfacen fácilmente, pero cuando no han sido cubiertas son las que van a cobrar más importancia.
Es importante hacer una introspección para reconocer de donde viene ese temor o esa necesidad insatisfecha.
2.- Vivir el miedo: ¡vive ese duelo!, siente el miedo; cuando más huimos de algo, más lo atraemos y cuando lo vives y lo sientes le das la oportunidad de ir sanando, te puedes apoyar de meditación, ejercicios de relajación, escribir, acercarte a tu ser superior…y cuando te das cuenta esa energía que tenías acumulada se va liberando y te sientes mejor.
3.-Deja que fluya: perdonando y perdonándote, sobre todo suéltalo y déjalo ir, aprende de la experiencia y agradece lo vivido, cambia la forma en como ves las cosas.
Cuando dejas que fluya, te sientes liberado y cuando se vuelva a presentar una situación similar tu reacción va a ser más positiva y benéfica para ti mismo.
El único momento para cambiar tu vida es ahora, cuando sanas y cambias el sentido de ver las cosas tus recuerdos son reeditados y por tanto cambiados, por consecuente tu futuro cambia.
Foto portada: Imagen de Mandy Fontana en Pixabay
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